«No permitiremos que separen a nuestras familias»

La Voz de Galicia, T.?L. | Corresponsal, 30-07-2010

Centenares de indocumentados se rebelan y protagonizan actos de desobediencia civil

El mexicano Roberto Montes tiene 52 años y confiesa que 22 de ellos se los ha pasado trabajando en EE.?UU. «Llegué cuando era más fácil entrar y me quedé como chófer. Me casé, tuve dos hijos y ahora ya no conozco otra vida», asegura este hombre que teme que, si la ley migratoria de Arizona no se congela definitivamente, «acaben deportándome y separándome de mi familia, algo que no estoy dispuesto a consentir».

Su miedo, compartido estos días por la mayoría de los indocumentados de Arizona, se mezclaba ayer sin embargo con un sentimiento de rebeldía poco común entre la comunidad latina. El afán de la gobernadora Brewer de poner coto a la emigración parece haber despertado el espíritu más combativo de una comunidad por lo general encerrada en la supervivencia diaria. «Es que lo que nos quieren hacer es lo que les hacían a los judíos en la época de Hitler. Los marcaban, los trataban como a ciudadanos de segunda», asegura Marcos Torres, portavoz de Democracia Ahora, una organización destinada a la defensa de los emigrantes, y cuyo principal líder, el ex congresista hispano Alberto Gutiérrez, fue detenido ayer tras protagonizar actos de desobediencia civil.

Como Gutiérrez, otras decenas de activistas se han movilizado y arriesgado su libertad por una causa que se ha convertido «en la nueva lucha por los derechos civiles». Lo dice el religioso Steve Stevens, que viajó desde el estado de Massachusetts para apoyar a unas personas «que no son ni americanos, ni mexicanos, sino simples seres humanos».

«Lo que la gente tiene que entender es que esta lucha es la lucha del miedo contra la compasión, del bien contra el mal, pero no del emigrante con el americano», sostiene.

Algunos activistas llevan sus reivindicaciones más lejos. Carlos Montes, por ejemplo, cree que el conflicto que acaba de estallar no se resolverá «hasta que Estados Unidos no reconozca el derecho de autodeterminación de los chicanos». «Tenemos que tener independencia política, económica y territorial», dice, aunque de momento se conforma con «vivir solo en paz».

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