Hace pocos días, una encuesta recogía que una parte importante de los jóvenes de Bizkaia piensa que la inmigración en nuestro territorio es bastante o demasiada. Y es seguro que esa opinión podría hacerse extensiva a otros territorios de Euskadi y a los demás sectores de población.

Unos días después, el señor López comentaba de forma pública que Euskadi necesita 500.000 emigrantes más y argumentaba que era necesario para mantener el sistema de pensiones (curiosa preocupación, ahora que su partido empieza a plantearse cómo desmontarlo en el Estado).

Sus declaraciones, aparte de no estar en línea con lo que es la sensibilidad mayoritaria de este país sobre el tema, pecan de irreales y casi absurdas. ¿Qué trabajo habría para esos emigrantes teniendo en cuenta el mercado laboral actual y las difíciles previsiones cara al futuro? Y si no trabajan, ¿cómo aportarían dinero a la caja de pensiones? ¿Y cómo se les proporcionaría viviendas adecuadas que pudieran pagarse (si a los ciudadanos vascos nos resulta casi milagroso el conseguirlo)? ¿Y una sanidad capaz de responder a las necesidades de todas esas nuevas personas teniendo en cuenta nuestro defectuoso sistema sanitario actual, en estado muy crítico?

Y para finalizar, una pregunta que no creo que carezca de sentido: ¿Esos emigrantes que vayan viniendo podrán votar en las próximas elecciones locales o autonómicas?