Los padres de Keita podrán llorarle en Mali

Las Provincias, J. A. MARRAHÍ | VALENCIA., 27-07-2010

Su corazón era más grande que cualquier lógica. La historia de Mamadou Yacuba Keita resume lo absurda que puede llegar a ser la vida. Nació hace 26 años en el pueblo africano de Kita, en Mali. Aunque no sabía nadar, se jugó la vida cuando en 2006 surcó el Atlántico en patera desde Mauritania. Alcanzó las costas de Canarias y más tarde se estableció en Xirivella. Pero toda su ilusión por encontrar trabajo, por llevar una vida feliz junto a su novia, se esfumó el pasado 9 de julio cuando vio a un niño en peligro en la presa de Manises. Se lanzó al agua, puro sentimiento, al ver que el hijo de un amigo se ahogaba. Murió por salvarle, engullido por las fuertes corrientes.

La respuesta de propios y ajenos no se ha hecho esperar. Ha llegado de Valencia y de toda España. En menos de un mes, su hermano y sus amigos han logrado reunir los más de 4.000 euros necesarios para poder retornar a Mali el cuerpo sin vida del inmigrante, al que sus amigos no dudan en calificar de «héroe», de «hombre con corazón».

Hace unas pocas semanas, después del accidente, ni Djime, hermano de la víctima, ni Diane, otro familiar, podían imaginar una respuesta solidaria semejante. Al primero le pilló la tragedia en Mali, a donde se había desplazado desde Valencia para ver a sus padres. Se gastó 500 euros en el pasaje de avión y, junto a familiares y amigos, comenzó la dura cruzada de recolectar fondos para que Keita volviera con su familia.

El cuerpo de la víctima estaba en el Tanatorio Municipal de Valencia. «Cada día de permanencia en las cámaras frigoríficas, el precio se incrementaba en 22 euros», destacó Rosa Forner, amiga del joven de Mali. La Funeraria La Esperanza de Mislata era el que les ofrecía un precio más asequible para el traslado, que además han rebajado en unos 600 euros al ver la imperiosa necesidad de los familiares de Keita.

El mes de julio transcurrió de asociación en asociación, de puerta en puerta. La Red Sahel para la inmigración recogió el testigo de la llamada de SOS. Y la respuesta ha llegado de todos los lugares. La propia asociación abrió una cuenta con 1.000 euros, las redes sociales fueron vocero del grito de ayuda en nombre de Keita. Cáritas aportó otros 1.000 euros de una parroquia valenciana. El Centro Cultural Islámico hizo también su aportación, al igual que la Asociación Ruminahui y Comisiones Obreras.

Los donativos para Keita no entendían de procedencia ni religión. Según Luis Poveda, portavoz de Red Sahel, «ha sido una respuesta sin precedentes y también tenemos que agradecer la aportación particular de más de 30 valencianos y otras personas de España».

Poveda se reunió ayer con los familiares del joven de Mali para comunicarles el resultado. «No sólo se ha logrado dinero para llevar el cuerpo, sino también para el viaje de ida y vuelta de Djime, que será el que llevé a Keita junto a sus padres». Al saber que podía hacer realidad este deseo, Djime se emocionó. Sintió «alivio y descanso». En un precario español, pero con una sinceridad cristalina se expresó así el cuñado del joven fallecido: «gracias, de verdad, gracias a todos los españoles y españolas».

El viernes o el sábado los restos de Keita embarcarán en avión de camino a casa. «Si no ven el cuerpo, mis padres no se creen que ha muerto», confesó Djime. Con la misma incredulidad, fue él al tanatorio tras aterrizar en Valencia nada más conocer la tragedia.

Las últimas palabras que Keita dijo a su hermano en persona fueron pronunciadas en marzo. Al estar en situación irregular, la víctima no podía acompañarle en su viaje a Mali. «Tengo muchas ganas de verlos». Este deseo es lo que ha empujado a Djime a lograr, a toda costa, que su hermano vuelva junto a su familia «aunque sea muerto».

La hazaña de Keita es, sencillamente, la del agradecimiento. Manuel, empleado de la construcción en paro y padre del menor de 8 años al que intentó salvar el africano «había ayudado en multitud de ocasiones a Keita cuando tuvo problemas económicos. «Le dio de comer en casa, le dio ropa…», recuerda Rosa. El joven de Mali no se lanzó al agua para ser héroe. Posiblemente fue a por el niño porque era, ante todo, «un hombre agradecido». Y ahora todos se lo agradecen a Keita.

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