Un ‘piso patera’ fue el escenario de la brutal agresión sexual que sufrió una menor colombiana en Valencia. Uno de los inquilinos de la vivienda retuvo al violador hasta que llegó una patrulla de la Policía Nacional. Los hechos ocurrieron en una casa situada a escasos metros del complejo policial de Zapadores.

La víctima, cuya identidad omitimos para preservar su intimidad, ofreció una fuerte resistencia. Chilló e intentó zafarse de su agresor, pero este la cogió del cuello. Los gritos de la menor despertaron a un compañero de piso, un hombre suramericano que acudió en auxilio de la joven. El inquilino se convirtió en su ángel de la guarda. Apartó al violador y lo retuvo en una habitación hasta que llegó la policía.

La madre de la víctima también se encontraba en el piso cuando el individuo violó a su hija, pero dormía profundamente y no oyó los primeros gritos. El reloj marcaba las ocho de la mañana. Pocos minutos después, dos patrullas de la Policía Nacional y otra de la Policía Autonómica llegaron al ‘piso patera’.

Tras escuchar los lamentos de la menor y el testimonio del testigo, los agentes detuvieron al presunto violador y le leyeron sus derechos. El hombre arrestado tiene unos 30 años de edad y mantenía una relación de amistad con la familia de la víctima, según informaron ayer fuentes policiales

La joven fue trasladada en una ambulancia al Hospital Doctor Peset, donde recibió atención médica. Mientras tanto, una patrulla trasladó al detenido a un calabozo del complejo de Zapadores.

Hace ya algunos años, la inmigración irregular alumbró en Valencia un nuevo tipo de alojamiento: los ‘pisos patera’. Son viviendas de tres y cuatro habitaciones donde pueden llegar a vivir hacinados hasta 20 extranjeros, principalmente subsaharianos y latinoamericanos, que necesitan un lugar para empadronarse, regularizar su situación y compartir gastos. Estas casas suelen suscitar las quejas de los vecinos por el trasiego de gente en las escaleras, ruidos, malos olores, peleas y hasta violaciones.