Tres rumanos que asaltaron un bar e hirieron a sus dueños se libran de la carcel

Los imputados, que llevaron a cabo la acción en Portomarín, acabarán siendo expulsados de España

La Voz de Galicia, Lugo/la voz., 22-07-2010

Los tres rumanos que protagonizaron un espectacular asalto a un restaurante de Portomarín en octubre del año pasado, durante el cual lesionaron al dueño y a su hijo, no irán a la cárcel. En el juicio, que tuvo lugar ayer en la capital lucense, reconocieron los hechos y aceptaron diversas penas que serán cambiadas por la expulsión del país.

Los acusados son Mariana S., Srlogat P. y Gabriel S. A uno de ellos, además de un robo con fuerza, el fiscal le acusó de un delito de atentado porque intentó lesionar a un guardia civil que intervino en la operación de detención. Los tres condenados actuaron en compañía de otros cuatro compatriotas que se encuentran en paradero desconocido por lo que no pudieron responder ante la justicia española por estos hechos.

El asalto ocurrió sobre las cinco y cuarto de la tarde del 13 de octubre de 2009. Los rumanos pusieron en práctica la táctica habitual en estos casos: entrar en masa en el establecimiento, despistar a las personas que se encuentran en el mismo y, seguidamente, colarse en otras estancias de la vivienda para robar lo que encuentren.

Los acusados fueron al restaurante Pérez, que se encuentra ubicado en la calle Aviación Española de Portomarín. La Guardia Civil hizo constar en el atestado que los malhechores pidieron consumiciones todos al mismo tiempo al hijo del propietario del restaurante que hacía las veces de camarero. En un momento dado, con el ánimo de distraerlo, formaron un alboroto. El objetivo era conseguir que uno de los integrantes del grupo, en concreto una mujer, subiera a la parte superior del inmueble destinado a vivienda.

La ladrona entró en una habitación, registró los cajones de una cómoda y de las mesillas de noche y se apoderó de 90 euros de una cartera y de una cantidad próxima a 50 que había en un bolsillo de un pantalón. La mujer que llevaba a cabo las sustracciones del dinero fue sorprendida por el dueño del restaurante que escuchó pasos en la primera planta cuando se encontraba en el almacén. Además, había sido alertado de lo que estaba pasando por parte de su hijo.

El camarero, viendo el cariz que tomaba la situación, optó por cerrar con llave la puerta de acceso al establecimiento para así impedir la salida de los ladrones. Uno de los responsables del local se encontró a uno de los asaltantes en el fondo del pasillo de la vivienda y pudo comprobar que la luz de una de las habitaciones se hallaba encendida, por lo que trató de impedir que abandonara el lugar cerrando la salida desde la vivienda a la calle. Sin embargo el malhechor dio un golpe a la puerta de acceso del bar y rompió el marco de la misma.

Padre e hijo intentaron retener a la ladrona en el interior del bar, pero en esos momentos se acercaron otros dos rumanos que empujaron a uno de ellos y lo tiraron al suelo. Con el otro iniciaron un forcejeo. Los responsables del restaurante resultaron heridos en la acometida. Uno sufrió lesiones en la cadera y otro erosiones en el codo izquierdo y un labio.

El fiscal pidió inicialmente para dos de los acusados 18 meses de prisión y multas de 90 días con cuota diaria de seis euros. Sin embargo acabó rebajando la pena en tres meses, lo que aceptaron los acusados.

Para otro de los acusados, además de los 18 meses solicitó tres años y un día de prisión, en este caso por un delito de atentado. Asimismo, planteó multas de 45 días y 12 meses respectivamente a razón de 6 euros diarios. La pena quedó reducida a tres años y 15 meses de cárcel.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)