La Policía desarticula dos grupos de proxenetas que explotaban a 60 mujeres en Madrid / Entre las víctimas, una menor, la octava detectada en un mes

Niñas explotadas entre clanes rivales

La Razón, R. Serrano, 17-07-2010

«En ciertos círculos, en clientes de confianza de los proxenetas, el hecho de que una chica sea menor de edad está muy cotizado. Ellos lo saben». Así lo explica Fernando Guerrero, que ha coordinado el grupo de la Policía Nacional que ha logrado desarticular dos clanes rivales de proxenetas rumanos en la Comunidad de Madrid.

Tras las detenciones, los agentes se encontraron con una desagradable sorpresa. Entre las decenas de mujeres que se prostituían y sobre las que mantenían un control férreo había una menor, de tan sólo 16 años. Además, otras jóvenes que ya habían alcanzado la mayoría de edad se habían empezado a prostituir siendo menores y, en algún caso, sin el conocimiento de sus padres.

«Fue precisamente la denuncia de una madre, cuya hija había desaparecido, la que nos llevó a iniciar la investigación», señala Guerrero. Tirando de este hilo, una serie de ajustes de cuentas y sucesivas venganzas entre los dos clanes, a raíz de que uno de ellos (el del Polígono Marconi) quisiera entrar en el «territorio» del otro (en Alcalá de Henares), hicieron el resto. En el caso de la menor encontrada, «los padres, en Rumanía, le habían dado permiso para que se viniera a España con un supuesto novio suyo, que luego se dedicó a explotarla».

Control constante
La operación se ha saldado con 17 detenidos (16 rumanos y un español). Sin embargo, Guerrero reconoce que poco se puede hacer por las mujeres que han sido víctimas de estas redes. «Están muy aleccionadas, y han estado sometidas a un control férreo», asegura. Las mujeres no sólo ejercían la prostitución bajo la vigilancia de los proxenetas, sino que vivían juntas bajo su supervisión en pisos de Getafe y Parla. Habían sido compradas y vendidas entre los dos clanes, que efectuaban pagos en efectivo por hacerse con el control de las mujeres, a las que trataban «como esclavas». Pese a todo, «es muy difícil conseguir que denuncien», pues han sido coaccionadas, y también las personas de su entorno. Tampoco se les puede aplicar la Ley de Extranjería, pues los rumanos, como miembros de pleno de recho de la Unión Europea, tienen libertad de movimientos, por lo que es probable que algunas de las 60 mujeres que estaban bajo el control de los dos grupos vuelvan a ejercer la prostitución.

Sin embargo, la Policía no se rinde. «Aseguran que ejercían la prostitución por voluntad propia. Pero esto no significa que no se haya cometido un delito de explotación», explica Guerrero, pues las mujeres tenían que entregar la mitad del dinero que ganaban a los proxenetas.
Éstos, a su vez, daban parte a los cabecillas («Beku» y «Arturo», muy conocidos en el mundo del hampa rumano).

Además de las detenciones, en la operación han sido intervenidos cerca de 11.500 euros en efectivo, cinco billetes de 200 euros falsos, dos puñales, una catana y unos grilletes.

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