La localidad alavesa de Lantaron ha sido, esta semana, testigo de una nueva agresión xenófoba. Los hechos se produjeron este pasado miércoles, cuando cuatro personas procedentes de Senagal se disponían a abandonar su habitual lugar de trabajo.

Varias personas se acercaron hasta las inmediaciones de la empresa, ubicada en un polígono industrial de la citada localidad alavesa, en la que trabajan estas cuatro personas, y estuvieron esperando hasta que dieran por concluida su jornada laboral. Según difundió la agencia española Efe, citando fuentes de Interior, los atacantes rajaron las cuatro ruedas del coche de uno de los empleados africanos, con lo que trataron de impedir que se fueran del lugar.

«Seguidamente, empezaron a golpearlos y uno de los senegaleses resultó herido de gravedad al recibir un fuerte golpe en la cabeza, propinado al parecer con una barra de hierro», añadieron.

Se da la casualidad de que el mismo miércoles dos trabajadores de la empresa, padre e hijo, fueron despedidos por su presunta actitud xenófoba hacia sus compañeros senegaleses. Al parecer, quienes fueron despedido habían protagonizado diversos incidentes motivados por una actitud de desprecio debido al color de su piel. No obstante, el abogado Gorka Acha, en representación de la empresa, aseguró a GARA que «no se sabe a ciencia cierta» si los trabajadores despedidos participaron en la agresión. «Estamos a la espera de acceder al atestado policial para así conocer más datos», matizó Acha.

En cuanto al estado de las cuatro víctimas de la agresión, todos ellos tuvieron que ser atendidos por contusiones en el hospital mirandés de Santiago Apóstol; tres de ellos fueron dados de alta y uno quedó ingresado con un traumatismo craneoencefálico. No obstante, la dirección del hospital aseguró a este diario que ayer por la tarde sería dado de alta, tras haber evolucionado favorablemente.

Por su parte, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, anunció ayer que su departamento ha abierto una investigación y se ha logrado identificar a uno de los agresores.

La Diputación de Araba, además, denunció este ataque racista y ofreció su ayuda a las cuatro personas agredidas. Por su parte, Aralar pidió «contundencia judicial» contra los autores de la agresión, y señaló que este hecho refleja «los miedos y complejos existentes en nuestra sociedad».