«No paguéis por una oferta laboral»

El Correo, JAVIER MUÑOZ, 17-07-2010

Siguieron escrupulosamente los consejos que les dieron y consiguieron los papeles. «Sobre todo, les decimos que nunca paguen por una oferta de trabajo», subraya Silvia Gutiérrez, coordinadora del servicio jurídico para inmigrantes (Heldu) creado por el Gobierno vasco en octubre de 2002 y clausurado el pasado jueves por el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales. Las tres oficinas de la entidad – sustituidas por un teléfono y un e – mail para que los ayuntamientos hagan consultas – han tramitado 34.000 expedientes en ocho años, cifra que representa casi el 25% de los 139.000 extranjeros empadronados en Euskadi.

«Estoy cumpliendo lo que dice la ley», presume Q.L., un africano que prefiere mantener el anonimato. Era profesor en su país, aunque la situación económica le obligó a desempeñar todo tipo de oficios para sostener a su familia antes de ‘saltar’ el Estrecho. En cuanto apareció por Heldu le derivaron al Servicio Vasco de Empleo (Lanbide), donde aprendió varios oficios. «No voy a discotecas, no vendo nada prohibido – advierte el inmigrante – . Así me dijeron. Y ya tengo un currículo». También tiene una oferta de empleo de un empresario que antes le pidió que alicatara una pared a modo de prueba. El suyo es uno más de los proyectos migratorios ‘apadrinados’ gratuitamente por Heldu. A continuación, otros tres extranjeros relatan sus experiencias a EL CORREO. Son tres historias con final feliz.

Fatou (Kaulak, Senegal)

«Hay letrados que cobran trámites innecesarios»

«Gracias a Heldu me enteré de lo que tenía que hacer», dice Fatou, una joven senegalesa de la región de Kaulack que tiene el permiso de residencia y aguarda ahora en Bilbao la autorización para la estancia de larga duración. La joven inmigrante, que trabaja en un negocio propiedad de su marido, de la misma nacionalidad, teme que con la desaparición del servicio jurídico de Heldu muchos extranjeros vuelvan a encontrarse a merced de abogados que «cobran por hacer trámites innecesarios o por poner instancias que saben positivamente que no van a prosperar».

Fatou llegó al País Vasco hace ya ocho años y tiene dos hijos que nacieron en la comunidad autónoma, de modo que son españoles. En situación plenamente legal desde 2008, subraya que los juristas de Heldu no sólo han impedido que ella y muchos extranjeros «hayan sido estafados por gente sin escrúpulos». También les han animado a no rendirse frente a resoluciones administrativas negativas, incluso después de que un letrado o un funcionario escasamente interesados en sus dramas particulares les hubieran aconsejado desistir. «A veces te dicen que no hay solución, a pesar de que sí existe una posibilidad, un resquicio legal por el cual merece la pena continuar», aconseja Fatou.

Héctor Morales (Colombia)

«En la calle, el inmigrante vive del rumor»

Llegó a Vizcaya en 2001, cuando los colombianos no necesitaban visado para volar a Barajas. Héctor Morales había sido amenazado en su país por haber preguntado demasiado sobre un caso de corrupción administrativa – peculado le llaman allí – ocurrido en la población donde él dirigía un programa de viviendas sociales. «Tenía para elegir entre Estados Unidos y España, y acabé en Pamplona», recuerda. Con nueve años de experiencia fuera de su casa, Morales insiste que la mayor dificultad a la que se enfrenta un expatriado sin trabajo es la ausencia de información fiable, de un canal de noticias fidedignas al que recurrir. «En la calle, el inmigrante vive del rumor», señala Héctor, que trabaja de pintor.

El servicio de orientación jurídica del Gobierno vasco acompañó gratuitamente a Morales durante la regularización de 2005 y más tarde le ha ayudado a traer al País Vasco a su familia, una tarea ardua debido a las restricciones que impone la legislación española y a que el inmigrante debe acreditar medios económicos suficientes para sostener a la prole. «No era fácil, pero me salió bien por el asesoramiento que recibí», relata Morales, quien recuerda que los inmigrantes que llegaron a Euskadi en 2001 se reunían en locales parroquiales para enterarse de las últimas noticias. «Pero lo que escuchabas allí no te daba la seguridad de un organismo de la Administración», recuerda.

Goundo Gassama (Senegal)

«Recibí tres negativas, pero lo conseguimos»

Originaria de Dakar, capital de Senegal, Goundo Gassama todavía tiene dificultades con el idioma español, pero acepta charlar con el periodista en agradecimiento a uno de los abogados de la oficina bilbaína de Heldu, Óscar Vellisca. «Ese hombre es una buena persona. Me ha ayudado constantemente», asegura emocionada la mujer, ya entrada en años, que en su país trabajó como funcionaria del Gobierno. «Cada vez que he tenido un problema, Óscar me atendía», relata. «Recibí tres resoluciones negativas, pero al final lo conseguimos».

Antes de afincarse en Bilbao, y arreglar sus papeles, Goundo Gassama no conocía el País Vasco, pero había viajado numerosas veces a España, cuando sus compatriotas recibían visados para viajar los países europeos. «Desde 1975 iba a Las Palmas de vacaciones todos los años», señala. «También he estado en Madrid. Este es un país que me gusta, por eso decidí quedarme a vivir aquí».

La inmigrante africana se estableció en el País Vasco en 2004. Para entonces había reunido un puñado de evidencias sobre su presencia en España, antes de la gran regularización aprobada por el Gobierno de Zapatero en 2005. Desgraciadamente lo ignoraba todo sobre la cambiante legislación. «Ni siquiera sabía que había que estar empadronada. Todo eso me lo explicaron en Heldu».

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