"Aún recuerdo al primero que vino"

Heldu cierra hoy sus puertas tras ocho años de asesoramiento jurídico y social a los inmigrantes

Deia, Yuri álvarez, 15-07-2010

Bilbao

REcuerdo que era un señor de unos 40 años de edad, venía de Chile y su objetivo era conseguir un trabajo para traerse a su mujer y a sus cuatro hijos". Han sido más de ocho años de preocupación, angustia, penas y alegrías y, sin embargo, la coordinadora de Heldu, Silvia Gutiérrez, reconoce que jamás podrá borrar de su mente el rostro de la primera persona a la que ayudó a regularizar su situación.

Con evidentes signos de preocupación en sus miradas y con la sensación de que la consejería de Asuntos Sociales está dando palos de ciego en materia de Inmigración, los trabajadores del servicio de asesoramiento jurídico a inmigrantes abren, por última vez, las puertas de su hogar a DEIA para mostrar el lado más íntimo de su corto pero fructífero trabajo.

Todo comenzó un 16 de octubre, “con el consenso de todas las fuerzas políticas”, remarca Óscar Vellisca, veterano de guerra del servicio. “Era evidente que hacía falta un servicio público que se encargara de aquellas personas que no tuvieran documentación y que estuvieran en riesgo de vulnerabilidad social”, prosigue. A su lado, visiblemente decepcionada con la clausura de Heldu, permanece impasible Goundo Gassama, mujer de mediana edad y de origen senegalés que no quiso perder la oportunidad de brindar su particular adiós a unas personas “a las que les debo todo”. “Oscar es gente buena, buena”, chapurrea en castellano una y otra vez Gassama. “Exagera, exagera”, responde Óscar sonriente.

Pese a no desenvolverse con soltura, Goundo ha seguido muy de cerca la evolución del cierre de Heldu y, al igual que los trabajadores, considera que un número de teléfono y un correo electrónico no podrán sustituir la labor de Heldu. “Por encima de todo nos hemos dedicado a orientarles, a decirles los cambios que ha habido, a explicarles los requisitos necesarios… y esas necesidades las seguimos notando hoy más que nunca”.

Hoy, tras haberse sucedido un sinfín de vaivenes sobre su futuro, Heldu cierra definitivamente sus oficinas en la CAV. ¿El motivo? Unas supuestas irregularidades en el contrato y el afán de externalizar el servicio con el objetivo de “optimizar recursos”. Sin embargo, los recursos que se van a destinar para gestionar el nuevo servicio que sustituirá a Heldu no parece, en principio, que vaya a disminuir ese coste, más bien todo lo contrario.

Óscar y Silvia son sólo dos de los 23 trabajadores que mañana pasaran a engrosar la lista del paro. Aun así, no pierden la sonrisa porque, por encima de todo, son conscientes de que han devuelto la ilusión a más de 34.000 familias. Incluso a aquel chileno que un día entró por la puerta en situación desesperada y salió con un hilo de esperanza. “Me consta que está trabajando aquí con su familia y que está integrado totalmente en la sociedad vasca”, asegura Silvia.

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