Las traían desde Paraguay a Bilbao convencidas de que encontrarían un futuro mejor. Pero muchas se veían obligadas a ejercer la prostitución para pagar la extorsión a la que eran sometidas. El Cuerpo Nacional de Policía ha desmantelado esta «organización criminal» tras detener a sus tres máximos responsables en la capital vizcaína.

Investigaciones de la Brigada de Extranjería y Fronteras permitieron descubrir la trama tejida por esta banda en su intento de no ser descubierta. Los cabecillas eran un matrimonio, también de nacionalidad paraguaya. La mujer, María Florencia G. I., se ocupaba de «financiar, controlar y asegurar» que los viajes de las mujeres se realizaban, según explicó la Delegación del Gobierno en el País Vasco, sin «problemas en los puestos fronterizos». Su hermana, desde Paraguay, captaba a las jóvenes en situación de precariedad.

Luego entraba en juego su marido, Antonio Dionisio G. S. Él vigilaba a las chicas y recogía los pagos a la organización, sin dudar en agredirlas «si la situación así lo requería». La pareja, además, era ayudada por Maximino G. D.

3.000 euros por viaje

Las mismas fuentes subrayaron que cada víctima tenía que pagar 3.000 euros por el viaje, «más un 10% en concepto de interés». También debía devolver los 1.500 euros que se le prestaban para entrar en España con el objeto de dar una imagen de situación económica «irreal». Este reintegro, además, incluía otro recargo del 15%.

Y eso no era todo. La organización alojaba a las mujeres en pisos hasta que encontrasen un trabajo, habitualmente en el servicio doméstico. Así la deuda original podía «quintuplicarse» con pagos de hasta 500 euros mensuales «más los intereses», lo que empujaba a muchas a la prostitución. El Cuerpo Nacional de Policía registró dos de los pisos que usaba esta banda. Allí encontraron agendas donde constaban los pagos y las deudas de las extorsionadas, así como 150 justificantes de giros a Paraguay por valor de 40.000 euros.