La presencia de alumnos extranjeros marca un nuevo máximo en la escuela vasca

14.000 menores inmigrantes, el 56% de ellos latinoamericanos, han cursado este año Primaria y ESO / En torno a 600 profesores se dedican a impartir a estos niños clases de refuerzo en castellano o euskara

El Mundo, LEYRE IGLESIAS / Bilbao , 12-07-2010

El 6,1% de la población de Euskadi es inmigrante, pero en la escuela vasca su presencia es superior. Las nuevas generaciones están experimentando con mayor intensidad que sus padres la necesidad de conjugar culturas, y este curso las aulas han marcado un nuevo máximo: el 7,4% de los estudiantes matriculados este curso en la enseñanza obligatoria Primaria y Secundaria procede del extranjero, frente al 5,8% de hace cuatro años.

Los últimos datos de los que dispone el Departamento de Educación revelan un nuevo ascenso de este colectivo escolar tan dispar en sí mismo. Fueron 9.992 niños en el curso 2006/2007 y hoy suman 13.543, la mayoría sudamericanos. Sobre todo de Colombia, Bolivia y Ecuador procede el 55,9% de los menores, más de 7.500 en total.

Otros 2.123 estudiantes han llegado a la escuela vasca desde otros estados de la Unión Europea (el 15,7%), buena parte de Rumanía (1.296 menores), y el resto, en gran medida, del Norte de África. Allí nacieron 1.641 niños, la mayoría, más de un millar, en Marruecos, la quinta nacionalidad más común en las clases de Euskadi.

El desequilibrio entre la red pública y la concertada a la hora de escolarizar a estos niños es notable, sobre todo en un sistema educativo donde ambas se reparten prácticamente al 50% el conjunto del alumnado vasco, una verdadera excepción en toda España. Aunque la tendencia se ha ido equilibrando a lo largo de los años, actualmente el 65,4% de los menores está matriculado en un colegio público, frente al 34,6% que estudia en la concertada.

Si los especialistas en educación advierten de que un colegio puede convertirse en un gueto cuando más del 30% de sus alumnos es extranjero, en el curso que acaba de finalizar diez centros vascos tan sólo dos de ellos concertados cumplen con creces esa condición, ya que más de la mitad de sus matrículas corresponden a menores inmigrantes.

Una estimación indicativa del presupuesto global que puede suponer para el Gobierno el apoyo a la interculturalidad en la escuela vasca puede encontrarse en el plan que diseñó el anterior Departamento de Educación, quien consignó en 2007 a esta materia 15,8 millones de euros, distribuidos en 12,5 millones en recursos humanos (docentes de apoyo), 3,3 en recursos económicos (fundamentalmente subvenciones para la escuela concertada y formación del profesorado) y casi 55.000 euros en recursos materiales y didácticos.

La partida más cuantiosa en el capítulo de las subvenciones son los 3,1 millones de euros que concedió la consejería actual en mayo de 2009 a los centros concertados y que incluyen un doble objetivo: dotarles de profesores de apoyo lingüístico (2,8 millones) e impulsar programas de promoción de la interculturalidad (273.000 euros).

Son dos de las principales líneas de trabajo del Berritzegune Nagusia de Vitoria. Según explica José Manuel Palacios, asesor colaborador de este servicio dependiente del Departamento y volcado en la formación e innovación del profesorado, el aprendizaje de las lenguas oficiales es uno de los grandes retos. En ese ámbito, el Gobierno facilita la incorporación a los colegios de docentes de refuerzo en la lengua mayoritaria que se utilice en la escuela. Castellano en muchos casos más del 50% de los menores inmigrantes estudia en modelo A y euskara en otros tantos el 28% se matricula en la línea bilingüe y un 23% en modelo D.

Actualmente alrededor de 260 profesores en la red pública y 300 en la privada se dedican a impartir estas clases de refuerzo, una experiencia que arrancó hace ya ocho cursos. La escuela vasca se caracteriza así, explica Palacios, por ser un sistema mixto en lo que respecta al tratamiento de los estudiantes inmigrantes: por un lado favorece la línea de integración, al incorporarles al aula común desde el primer momento, y por otra los aísla, por así decirlo, para trabajar el idioma.

A menudo el niño recibe esa clase particular cuando sus compañeros estudian lengua (castellana o vasca), con el objetivo de avanzar en el conocimiento del idioma en que debe asimilar el resto de las asignaturas. Palacios, profesor y psicólogo con tres años de experiencia en el Berritzegune central, reconoce que muchas veces «surgen dificultades», que vienen muy condicionadas por la edad del alumno. «Si es un niño de 4 años que no sabe euskara, de ésos tenemos muchísimos. Pero si ya tiene 13 es otra cosa».

Otro de los factores clave es la escolarización anterior: «Nos llegan niños que han recibido una escolarización parecida a la nuestra, mientras que otros proceden de sistemas educativos muy deficitarios». Y el nivel marca demasiadas veces la diferencia.

Pero, aparte del idioma, otro de los grandes pilares al que se destinan los recursos públicos es la propia integración del niño, y ahí la edad desempeña también un papel fundamental, además del origen de la familia.

Ante el constante aumento del alumnado magrebí en las aulas vascas se hizo patente hace tres cursos la necesidad de dotar también de recursos personales a impulsar la interculturalidad respetuosa en los colegios. Para ello el Departamento consigna cada curso «medio profesor» es decir, 15 horas semanales, la mitad del horario escolar a aquellos centros con una situación delicada.

En el sector son los «profesores dinamizadores», que animan al centro a configurar un plan de acogida al alumnado, mejorar las relaciones del colegio con las familias extranjeras, hacer visibles también sus culturas y lenguas de origen para que se sientan representados o elaborar cursos de formación para la plantilla docente. Este curso han sido 88 los centros que han contado con este tipo de ayuda, aunque para lograrla tuvieron que cumplir dos requisitos: contar con más de 150 alumnos matriculados y, entre ellos, más de un 20% de inmigrantes. Trece colegios concertados consiguieron la subvención.

En la nueva orden convocada por el actual Gobierno el pasado noviembre, a la espera de resolverse, el equipo de Isabel Celaá prevé casi 2,8 millones para ambos objetivos, profesores de refuerzo lingüístico y dinamizadores. La dotación de estos segundos sólo será posible para los centros que tienen más de 250 estudiantes y, entre ellos, más de un 15% extranjeros. La cuantía máxima para cada colegio concertado alcanza los 18.000 euros.

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