“Somos las chicas más cariñosas, recién llegadas de Asia. Dulces, jóvenes, guapas y simpáticas. Ven a vernos, no te arrepentirás”. Era el reclamo de la web chicachina.com, una página de servicios sexuales. Pero detrás del anuncio había un grupo de unas 30 mujeres hacinadas en pisos en condiciones de pésima higiene, con habitaciones diminutas y camas separadas unas de otras por cortinas o láminas de madera que, según la Policía Nacional, eran obligadas a ejercer la prostitución.

El entramado de explotación sexual, con siete pisos de Madrid, ha sido desmantelado por la policía. La operación se saldó con 11 detenidos – 10 chinos y un español que se encargaba de la publicidad en periódicos e Internet – y una treintena de posibles víctimas de nacionalidad china, la mayoría entre los 20 y los 30 años. Se halló también un laboratorio para fabricar la droga ketamina.

Ninguna de las mujeres ha denunciado por el momento. Fuentes de la UCRIF (Unidad contra Redes de Inmigración y Falsificación Documental) afirman que las víctimas chinas suelen tener mucho miedo a denunciar en estos casos. La investigación aún no ha determinado si la organización traficaba con las mujeres desde China y las traía para explotarlas sexualmente o las captaba una vez estaban ya en Madrid. Catorce de ellas estaban en situación irregular. Las anunciaban como japonesas, tailandesas, o, simplemente, asiáticas.

El grupo tenía a una persona en cada domicilio encargada de la gestión, de controlar a las mujeres y de distribuirlas por los hoteles y casas cuando los clientes pedían servicios a domicilio.