DESDE DENTRO RICARDO PEYTAVÍ

Antes el crucifijo que el burka

El Día, , 29-06-2010

SI EL BURKA no fuese una prenda impuesta a las mujeres por el Islam sino por el Cristianismo, a estas alturas la progresía española ya se hubiera manifestado en la mismísima Plaza de San Pedro llamando al Papa cualquier cosa menos bonito. La propia Bibiana Aído, inútil ministra del todavía más inútil Ministerio de Igualdad, estaría vociferando en la calle y en los medios de comunicación afines a la causa día sí, día también, por el mayor atentado contra la dignidad de la mujer. Basta hacer un poco de memoria y recordar, por ejemplo, el número de veces que la izquierda patria ha arremetido contra la jerarquía de la Iglesia porque a las mujeres se les vete el acceso al sacerdocio. Y si algún día a la curia romana le diese por establecer que las mujeres deben entrar en los templos cristianos por una puerta distinta a la que utilizan los hombres, situarse, una vez dentro, en una zona segregada o, en su defecto, detrás de los hombres para “no distraerlos”, la propia Aído, los de la ceja circunfleja y algún que otro progre más de catecismo de esos que hasta son sindicalistas sin que por ello duden a la hora de mandarse un plato de pata negra en el primer bareto que trancan marcharían hacia el Vaticano con un mechero en la mano y no muy buenas intenciones en la cabeza.

Con el burka la situación es distinta. No porque los progres crean poco en Dios y mucho en Alá un progre auténtico sólo cree en su bolsillo, sino porque el primer afán de la izquierda española siempre ha sido la destrucción de la familia. Un individuo formado en una familia con valores es, en esencia, una persona difícil de manipular. Lo demás viene por añadidura: para manejar al individuo hay que debilitar a la familia, y para esto hay que sacar de escena a la Iglesia. ¿Y que mejor estrategia para descristianizar a un país que fomentar una confesión contraria, en este caso el Islam? También hubiera valido el Budismo o Judaísmo, pero el Islam estaba está a mano porque son multitud los inmigrantes que practican esa doctrina. Un contexto que le impide a la progresía de Pajín, de Aído y de otras y otros oportunistas del socialismo con talante oponerse a los símbolos islamistas; incluso a los más radicales, como es el caso del burka.

La conclusión es muy sencilla: desaparecerán antes los crucifijos de las escuelas que el burka o mismamente el hijab de las calles. Si alguien lo duda, ahí tiene a la ministra de Igualdad asegurando que el debate sobre los velos integrales es complejo y que, por lo tanto, debe ser abordado desde el sosiego y la tranquilidad. Teme Aído que, de seguir así las cosas, con tantos y tantos ayuntamientos legislando por su cuenta, corremos el riesgo de llegar a tener más normativas municipales sobre el burka que mujeres con esta prenda paseando por ahí. Por si fuera poco, se pregunta Bibiana si no existen en estos momentos problemas más graves de los que ocuparse, incluso en el ámbito municipal, como es el desempleo. Por supuesto que sí, señora Aído; por supuesto que sí. Para empezar sobra, por dilapidador, cualquier euro dedicado a su Departamento. Más aun, sobra usted, amén de muchos y muchas como usted, en la política española. Sobre todo por su cinismo, aunque sin olvidar tampoco todo lo demás.

rpeytavi@estrelladigital.es

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