La inmigración o, en concreto, su control fue uno de los temas más polémicos en la pasada campaña electoral británica y uno de los puntos que más alejaba a conservadores de liberaldemócratas. Sin embargo, el Gobierno de coalición ha reducido distancias con el objeto de dotar al Reino Unido de un plan para limitar en principio la entrada de inmigrantes cualificados no comunitarios en un 5% anual.

El Gobierno del primer ministro, David Cameron, también hubiera deseado colocar estos límites a la inmigración a la procedente de los países de la UE – 33% de toda la inmigración – , en especial de los países recién llegados a la UE, pero tal como indicó la ministra del Interior, Theresa May, al presentar el nuevo plan, «en este aspecto tenemos las manos atadas [por Bruselas]».

Médicos de la India

Los críticos a estos planes acusan al Gobierno de utilizar la crisis financiera como excusa para colocar topes a la entrada de inmigrantes. Entre los más críticos están los representantes de las pymes, que temen que un drástico descenso de la entrada de inmigrantes afecte a la recuperación económica al no poderse cubrir los puestos de trabajo cualificados. A principios de este mes, la falta de médicos provocó que el Servicio de Salud británico se viera obligado a contratar personal en la India.

May señaló que este cupo para la limitación en la entrega de visados para vivir o trabajar en el Reino Unido se dará a conocer una vez se complete una consulta de doce semanas entre los empresarios. Mientras, el Gobierno aplicará a partir de mediados de julio un límite provisional para evitar una avalancha de solicitudes, período que finalizará el 1 de abril del 2011, momento en el que se empezará a aplicar el límite definitivo. En estos nueve meses se espera que la entrada de inmigrantes descienda a 24.100, un 5%. En el 2008 se registró una entrada de 163.000 inmigrantes al Reino Unido. Cameron quiere conducir la cifra de entrada de inmigrantes a la de la década de los noventa.

«Este Gobierno cree que el Reino Unido se puede beneficiar de la inmigración, pero una inmigración controlada», indicó la ministra del Interior, y agregó: «Reconozco la importancia de atraer a los más brillantes y los mejores para asegurar un crecimiento económico fuerte, pero una inmigración ilimitada supone una presión inaceptable para los servicios públicos».