El agresor quiere entregarse

El Correo, JAVIER PEÑALBA, 29-06-2010

El menor de 17 años acusado de propinar una brutal paliza a una joven el viernes por la noche en la localidad guipuzcoana de Andoain ha expresado su deseo de entregarse en las próximas horas. Así lo adelantó ayer la madre del joven mediante una llamada telefónica. La chica agredida, entre tanto, ha experimentado una notable mejoría. Ayer salió de la UCI y se encuentra en una habitación del Hospital Donostia.

Tanto la Fiscalía de Guipúzcoa como la Ertzaintza permanecían ayer pendientes de los movimientos que pudieran estar desarrollándose en el seno de la familia del agresor para poder localizar al acusado. La madre del joven se puso ayer por la mañana en contacto telefónico con las autoridades y les comunicó la intención de acompañar a su hijo al juzgado. Sin embargo, a la hora de redactar esta información, el contacto no se había producido, por lo que la Policía confía en que la comparecencia se lleve a efecto a lo largo de la jornada de hoy.

El menor podría encontrarse acogido por familiares que residen fuera de Guipúzcoa. Si se confirmase este extremo, estarían incurriendo en un delito de encubrimiento, según confirmaron fuentes judiciales.

El autor de la agresión tiene fijada su residencia en Lasarte – Oria, si bien acudía con cierta frecuencia a casa de su abuela en Andoain. El detenido posee antecedentes y en una ocasión el Juzgado de Menores de San Sebastián dictó una medida cautelar contra él después de que se viera implicado en una agresión con arma blanca.

La brutal paliza que sufrió la joven de 18 años el pasado viernes ocurrió en plenas fiestas de Andoain. La víctima fue atacada a unos cien metros de su domicilio, en una especie de chabola utilizada como garaje por la abuela del sospechoso. Posteriormente, la chica fue abandonada inconsciente en un descampado próximo a las vías del tren. Fue la propia víctima la que identificó a su agresor cuando despertó en el hospital, donde ingresó con un edema cerebral y una mandíbula rota.

Tras los hechos, la Policía desplegó una amplia operación para tratar de localizar al autor del delito, un menor de etnia gitana. Sin embargo, todos los registros, seguimientos y vigilancias realizados por los agentes han dado resultado negativo.

La víctima fue examinada a las pocas horas de haberse cometido los hechos por una médico forense. De acuerdo a la primera exploración, no presentaba signos externos de haber sido forzada sexualmente. No obstante, ello no significa que no sufriera algún tipo abuso, máxime si se tiene en cuenta que la joven perdió el conocimiento al poco tiempo de ser agredida.

Salía con su cuadrilla

El padre de la muchacha, Víctor Frutos, respiraba ayer algo más tranquilo. El estado de su hija había experimentado una notable mejoría hasta el punto de que a primera hora de la tarde abandonaba la UCI del Hospital Donostia. «Ahora estoy al lado de ella y por lo menos veo que lo peor ya ha pasado. Ha recuperado mucho. Se encuentra mejor, habla y reconoce a la gente. Ahora sólo queda que pasen los días, que la niña mejore, que se le cure la mandíbula fracturada y pueda regresar a casa; es lo que todos deseamos», señaló el padre, quien añadió que todo parece indicar que el edema que sufrió estaba siendo reabsorbido por el organismo.

Víctor Frutos no tenía noticias sobre las indagaciones realizadas por la Policía. «No sé nada de lo que están haciendo. Confío en que muy pronto puedan localizarlo. Ya se sabe que esta gente se esconde en cualquier rincón. Una persona que ha cometido semejante salvajada no puede permanecer más tiempo en libertad. Es capaz de volverlo a hacer», señaló.

El padre manifestó que el autor de los hechos «había comenzado a salir con la cuadrilla de mi hija». «Se estaba integrando en el grupo y mira qué es lo que ha hecho», lamentó.

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