"Nadie emigra a otro país para odiarlo"

Thione Niang, consultor político en Estados Unidos

La Vanguardia, , 28-06-2010

XAVIER MAS DE XAXÀS – Barcelona

SENEGALÉS EMPRENDEDOR “Emigré a EE.UU. con veinte dólares y llegué a asesor de campaña de Obama”
Viste con la habitual etiqueta político-empresarial, aunque con un acento africano en los zapatos y la corbata, y se mueve con la desenvoltura del que vive de los contactos y el olfato electoral. Thione Niang, 32 años y consultor político en Washington, fue invitado del primer congreso de Els joves catalans del segle XXI,organizado en Salou por Convergència.

Es usted la cara del éxito.

Sí, puede decirse así. Llegué a Nueva York hace diez años con ilusión, esperanza y sólo veinte dólares, y acabé siendo asesor de la campaña de Barack Obama.

Venía usted de Senegal.

Sí, de una familia muy pobre, con 28 hijos. Fui el primero que acabó los estudios.

¿Por qué emigró a EE. UU.?

Quería ser como Kofi Annan, entonces secretario general de la ONU.

¿Y qué hizo al llegar?

Fregar platos.

¿Por qué no se quedó con los senegaleses de Harlem?

No había hecho un viaje tan largo para no salir de casa, deseaba integrarme en esa sociedad.

Y se fue a Cleveland.

Sí, y allí invertí el dinero que ganaba en aprender inglés y pagarme la universidad. Pedí un crédito público que aún pago.

Se especializó en administraciones públicas y se metió en política.

Si queremos cambiar las cosas, los inmigrantes debemos participar del proceso político.

Lo más habitual es que los inmigrantes se sientan expulsados del sistema político y segregados de la sociedad.

Hemos de luchar contra esto y, aunque existe la discriminación, en EE. UU. aprendí que nosotros somos nuestra limitación. Si de verdad queremos, podemos alcanzar el cielo.

¿Su cielo fue Obama?

Me metí en el partido demócrata en el 2004. Fui voluntario en muchas campañas locales, hasta que me impuse a los blancos y me convertí en el primer negro que dirigía la agrupación juvenil en el condado de Cleveland. Bush estaba en el poder.

Cleveland sufría la crisis industrial tal vez más que ninguna otra ciudad en EE. UU.

La gran mayoría de las fábricas habían cerrado. Yo quería contribuir a cambiar las cosas.

¿Cómo se impuso?

Demostrando a los blancos que yo podía unir a negros y blancos, y ampliar la base electoral del partido, como así fue.

¿Le ayudó ser africano?

Sin duda. Los afroamericanos que luchan contra el sistema no son muy aceptados. Mi herencia me hacía más libre.

Y llegaron las elecciones.

En el 2008, sí. Y ahí estaba yo, con cuatro años de experiencia en el condado de Cleveland, capital de Ohio, un estado clave para ganar la presidencia.

¿En qué consistía esa experiencia?

Había aprendido a llamar a todas las puertas, en todos los barrios, hacer preguntas a mucha gente y escucharles.

Un demócrata senegalés convenciendo a un obrero blanco en paro en una de las regiones más deprimidas de EE. UU. Es curioso.

Quería devolver a la sociedad americana la gran oportunidad que me había dado.

Cuesta imaginar algo similar en España, en Europa.

La gente ha de entender que la inmigración siempre ayuda a mejorar las sociedades. Nadie emigra a otro país para odiarlo.

Muchos europeos temen perder su identidad nacional.

Las identidades están bien, pero los europeos deben entender que este mundo cada vez es más pequeño. Siempre digo a los inmigrantes que dejen atrás parte de su identidad para integrarse en las sociedades que los acogen.

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