«Ella se acuerda de lo sucedido y ha declarado todo a la Ertzaintza: quién ha sido, cómo ha sido, lo que intentó hacer y ella no se dejó y por eso la maltrató hasta partirle la cara». Quien habla es Víctor Frutos, el padre de la chica de 18 años de Andoain (Guipúzcoa) que recibió una paliza brutal después de resistirse a ser violada por un joven que la asaltó cuando se dirigía a casa. Después la condujo a un garaje, donde la forzó.

Las alarmas saltaron a las 7.00 horas del viernes en la comisaría de la Policía Local de Andoain. Una mujer de etnia gitana que paseaba a su perro por unas huertas descubrió el cuerpo inanimado de una chica. «Le dieron una paliza de muerte, tiene la cara destrozada», recordaba un familiar de Maider, la joven agredida.

La víctima fue trasladada al hospital Donostia, donde quedó ingresada. Tenía un edema cerebral, la mandíbula partida y un diente roto, además de innumerables golpes. Su evolución es favorable.

Poco después de ser ingresada, la joven recobró la conciencia y pudo identificar a su agresor. Según explicó su padre, la chica aseguró que el autor de la paliza es un joven de etnia gitana que reside en Lasarte. A pesar de su estado, la joven hizo un relato pormenorizado de lo que ocurrió. Tras pasar la noche con sus amigas en las fiestas de la localidad se despidió de su cuadrilla de madrugada y se dirigió hacia su casa.

Cuando apenas le quedaban 100 metros para llegar al domicilio fue abordada por su atacante. «Enfrente de donde vivimos hay una calle sin salida, donde el agresor tiene una abuela y un garaje fabricado con cuatro maderas y puertas. La introdujo ahí y la forzó. Según me ha dicho mi hija – detalla Victorino – , la cogió del cuello por atrás con el brazo como queriéndola asfixiar. No se acuerda de todos los golpes porque perdió el conocimiento al faltarle el aire. La arrastró fuera del garaje y la dejó tirada entre unos hierbajos».