Volver a empezar

Tras un accidente de tráfico o una enfermedad que implican una lesión cerebral, la vida de los afectados se trunca. Pero siempre hay un rayo de esperanza gracias a la asociación Adacen. Álex y Vanessa son ejemplo de ello.

Diario de Noticias, Gorka Alonso, 27-06-2010

Hace 10 años Vanessa y Álex sólo tenían en común que Pamplona era su lugar de residencia. Ella era entonces una adolescente de 14 años, que cursaba 3º de ESO. Él, con 28 años, estaba contratado para trabajar en unas huertas. La fatalidad del destino quiso que hace justo una década la vida de ambos se truncara en cuestión de segundos, al sufrir sendas lesiones de daño cerebral.

Vanessa (nombre ficticio) sufrió un gravísimo accidente de moto. El casco le salvó la vida pero no pudo evitar que la niña que salió días después del hospital, poco tuviera que ver con la que ingresó en estado crítico. Álex se encontraba trabajando cuando sintió un fuerte dolor de cabeza, seguido de una pérdida de conocimiento. Despertó del coma dos semanas después pero estaba desorientado; no era el mismo, su cabeza no funcionaba igual y sus ojos tampoco (apenas si puede ver).

Tras agotar los escasos recursos que la sanidad pública destina a la atención de afectados por Daño Cerebral Adquirido (DCA), ambos encontraron apoyo en la Asociación de Daño Cerebral Adquirido de Navarra (Adacen). Aunque sus secuelas son distintas, los problemas a los que deben enfrentarse, como incorporarse al mercado laboral, son parecidos. Sin embargo, gracias al programa de Empleo con Apoyo, ambos están trabajando y han rehecho sus vidas.

Para ninguno de los dos es fácil, pero el caso de Álex Espinosa es especial: es inmigrante y tiene una familia a la que mantener en Colombia. “En ADACEN me enseñaron a orientarme – también es miembro de la ONCE – y conseguí algún trabajo”, pero siempre en situación de precariedad. Hace tres años tuvo su primer golpe de suerte; encontró un trabajo en Contena Recuperación SL, dedicada a la transformación y recuperación de residuos de construcción. “Izaskun – la preparadora laboral de ADACEN – me ha asesorado en el trabajo y me ha enseñado a moverme por la ciudad porque no podía ni coger el autobús”, señala Álex.

En la empresa están encantados con su labor y aunque la crisis económica ha obligado a prescindir de la casi totalidad de la plantilla, según afirma el encargado de la planta, Patxi Ursua, “Álex es el último trabajador que me quitaría”.

Vanessa, por su parte, trabaja cerca de Pamplona en un negocio relacionado con la automoción. Según relata, tras el accidente, “para acordarme de quién era mi madre tenía que mirar sus fotografías”. Hoy, gracias al esfuerzo y la terapia ha logrado tener un trabajo y una vida normalizada. Explica que acudió con su madre a Adacen, donde le pusieron en contacto con la preparadora laboral, “quien comenzó a motivarme para trabajar”. No obstante no fue fácil “porque a mí las cosas se me olvidan”, pero “ahora puedo archivar facturas, paso las llamadas a los compañeros…” y todo gracias a la asociación, ya que como ella misma concluye “además de profesionales han sido amigos”.

Estos casos son una muestra de que con esfuerzo y voluntad es posible la reinserción laboral de personas con daño cerebral adquirido.

Fundación ADACEN

Trabaja para la reinserción laboral de afectados por DCA

“Mejorar la calidad de vida de las personas afectadas con DCA y la de sus familias” es la misión de ADACEN desde su fundación en 1994, cuando se marcó como objetivo informar y sensibilizar a la sociedad y a las instituciones de los afectados por daño cerebral adquirido, afección que se produce de forma súbita y que afecta a unas 100.000 personas al año.

Fundación Adacen ha puesto en marcha el programa Empleo con Apoyo para Afectados de Daño Cerebral con el fin de derribar las barreras sociales y laborales levantadas por el estigma con conlleva la palabra discapacidad.

Lo más novedoso del programa es el papel de la preparadora laboral, que realiza una intensa labor de seguimiento y acompañamiento del trabajador en el puesto, además de una labor paralela en el entorno familiar. Dicha actuación podría resumirse en el lema “Se aprende a trabajar trabajando”, explican desde la asociación.

Quien mejor puede explicar la razón de ser del programa es Izaskun Egüés, preparadora laboral de Adacen, quien se ha encargado de su puesta en marcha.

El único requisito es hacerse socio. “A partir de ese momento el trabajo comienza conociendo las preferencias laborales del afectado, inquietudes formativas etc., de cara a realizar una intervención individualizada centrada en sus necesidades”. Además se le asesora en aspectos como “el formativo o acciones específicas, como enviar un currículum vitae”. A continuación se les introduce en un cursillo de trabajo.

El segundo paso es contactar con empresas e instituciones que se muestren dispuestas a colaborar con el programa. Estas empresas reciben una completa información sobre las características de estas personas y sobre todo lo referente a la contratación de personas con discapacidad.

El papel de la trabajadora laboral continúa en el seguimiento in situ de la evolución de los empleados. Poco a poco su presencia desaparece sin llegar a hacerlo de forma completa.

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