Verbena trágica | ACCIDENTE FERROVIARIO en la playa de CASTELLDEFELS

Una imprudencia masiva y la falta de vigilancia causaron la tragedia

12 vigilantes debían llegar a la estación, desprovista de personal, siete minutos después del atropello. Gobierno y Generalitat afirman que los 13 fallecidos y los 14 heridos fueron temerarios al cruzar la vía.

El Periodico, E. WINKELS / C. BUESA / A. BAQUERO, 25-06-2010

Fue la vieja y temeraria costumbre de cruzar las vías del tren la que se llevó por delante, en plena verbena de Sant Joan, la vida de un grupo de jóvenes, 13 en total, según los últimos trabajos de identificación y a falta de la confirmación oficial definitiva. Del jolgorio a la tragedia en unos pocos segundos. Pero en el apeadero pequeño y estrecho de Platja de Castelldefels, abarrotado de gente, de cientos de personas ansiosas de pasar la noche en la cercana playa, tampoco hubo nadie que impidiera ni desaconsejase la imprudencia. En aquel instante, a las 23.23 horas, hacía una hora y media que el último trabajador de Renfe se había ido de la estación. Solo siete minutos más tarde, a las 23.30, tenían que llegar 12 vigilantes con la misión de velar por la seguridad en la estación durante la madrugada verbenera.

Impacientes, inconscientes y también confusas en un apeadero cambiado por las obras de reforma, decenas de personas desafiaron a la muerte ya de noche cerrada. A 13 de ellas, el fin se les vino encima a 139 kilómetros por hora, en forma de un tren Alaris que para muchos apareció de la nada, de la total oscuridad. Otras 14 personas sufrieron heridas, tres de ellas de gravedad.

LÁGRIMAS Y PREGUNTAS / En una noche interminable, seguida de un amanecer triste y doloroso, las lágrimas de los familiares, los lamentos de los testigos y el horror de los supervivientes se fundieron con las preguntas que siempre surgen tras una tragedia de tal calibre. ¿Cómo pudo pasar? ¿Qué falló? ¿Se pudo haber evitado? Preguntas lógicas que también se formuló, de manera significativa, el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, tras destacar la reforma total del apeadero hace solo ocho meses. «Siempre te preguntas si se podría haber hecho algo más», dijo. Con el paso de las horas, una respuesta cogió fuerza: podría haber habido vigilantes. Una previsión que sí habían hecho los Mossos para la zona que ellos debían controlar: sabedores de la enorme afluencia de jóvenes, efectuaron un gran despliegue en la playa.

Por supuesto que la decisión de cruzar las vías fue de los propios pasajeros y de nadie más. Obviaron la única salida válida desde el andén del lado mar del apeadero, el nuevo paso subterráneo. El president, José Montilla, y el ministro de Fomento, José Blanco, apuntaron a un «gesto de imprudencia» como principal causa del accidente, que afectó casi exclusivamente a jóvenes de origen latinoamericano. Entre las víctimas mortales hay colombianos, bolivianos, ecuatorianos y dominicanos.

Diversos viajeros que se salvaron, en algún caso por segundos, adujeron varias razones que podrían haberles llevado a cometer la imprudencia. Casi todos los testigos coincidieron en destacar la confusión al ver que la antigua pasarela, el camino de salida durante décadas, estaba vallada, lo que hizo retroceder a los primeros que subieron. Muchos pasajeros no eran usuarios habituales del apeadero y desconocían el nuevo paso subterráneo, en el otro extremo del andén, y optaron por cruzar las vías. Otros que sí tenían constancia quisieron ahorrarse la aglomeración que se formó en el túnel.

«UNA RATONERA» Pese a la evidente mejora de la estación, la concejala de ERC en el Ayuntamiento de Castelldefels, Àngels Coté, ya avisó en noviembre, poco después de concluir las obras, de que el apeadero podría convertirse en «una ratonera» en días y noches de gran afluencia, «como en la verbena de Sant Joan». Adif, el gestor de la infraestructura viaria, contestó ayer garantizando «la seguridad y la suficiente capacidad» del paso. Sin embargo, el cónsul de Ecuador en Barcelona, Freddy Arellana, habló de falta de previsión ante la aglomeración y criticó a la Generalitat por achacar la tragedia a la imprudencia. «Hay que esperar al resultado de la investigación», dijo.

Las familias de personas que habían salido de verbena y no habían regresado se debatían ayer entre la esperanza y el temor. Fueron reunidas desde la medianoche en el centro cívico Frederic Mompou de Castelldefels, con atención psicológica. Mientras, bomberos y forenses recogían restos de las víctimas. Debido al tremendo impacto, la mayoría de los cuerpos quedaron horriblemente mutilados. Hasta las 12.30 no se pudo reanudar el tráfico ferroviario. Los cadáveres fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de la Ciutat de la Justícia de L’Hospitalet para ser identificados.

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