SALVADOR SOSTRES

Esa prenda es un atentado

El Mundo, , 24-06-2010

El PP y CiU alcanzaron ayer un acuerdo para prohibir el burka como mínimo en los espacios públicos. El PSOE intentó evitar este logro histórico aliándose con casi todos los demás partidos por «no generar un problema donde no lo hay». Lo que ni PSOE ni los demás partidos quieren es generarse a ellos mismos un problema que, de momento, no tienen. Estos partidos de pensamiento débil y relativista, que no han desarrollado una idea clara de lo que es la libertad ni de los peligros que la acechan, y que todo lo abordan a partir del cálculo de los votos que ganarían o perderían apoyando cada medida determinada. Digámoslo claro: son unos cobardes. Unos relativistas y unos cobardes.

Y digo cobardes y no estúpidos porque espero que no quede nadie, en la clase política española, suficientemente ignorante para desconocer lo que el burka significa y simboliza, y que es en realidad lo que se tiene que prohibir, y no un pañuelo o un vestido. Justificar su prohibición por motivos de seguridad es igualmente ridículo y cobarde. No es una cuestión de libertad de culto, ni es un atuendo como el casco o el pasamontañas. El burka es una humillación, es un atentado.

Se tiene que prohibir por una cuestión de dignidad y de libertad, no sólo de la mujer, sino de todos. Por una cuestión de marco de convivencia. De lo que aceptamos y de lo que no aceptamos. Por una cuestión de civilización. Por la misma razón que prohibimos la ablación del clítoris o la lapidación de las mujeres adúlteras. Se trata de defender nuestros valores y los logros de nuestra civilización, que es la única que existe; se trata de defender nuestro modo de vida libre. Se trata de conjurarse contra el atraso y la barbarie. Somos un país libre y tenemos que ejercer este liderazgo.

Tenemos que ponernos en pie y aferrarnos a lo que somos. La corrección política, además de un charco moral, tiene unos peligros incalculables. Sin ir más lejos, España tiene una buena ley de inmigración, la que redactó Jaime Mayor Oreja cuando fue ministro del Interior. Pero por no parecer racistas, ni el PP se atrevió a aplicarla. Y bien, lo que ha conseguido esquivando la apariencia xenófoba es que, precisamente, el racismo real haya crecido por culpa del caos al que siempre conduce la falta de orden y de respeto a unas normas claras y justas. Del mismo modo, por parecer tolerantes y permisivos, los partidos que votan en contra de la prohibición del burka, lo que en realidad propician es la falta de libertad y la subyugación de la mujer. Lo que el burka simboliza es exactamente esto.

Es curioso que precisamente estos partidos de izquierda y socialdemócratas, que tan casposos resultan cuando agitan los tópicos del feminismo más tronado, escurran el bulto cuando de verdad podrían hacer algo positivo y valioso por las mujeres. Es curioso que los partidos que más progresistas se proclaman y que más hablan de libertad renuncien a defenderla de sus amenazas reales.

Pertenecer al mundo libre, además de unos derechos, comporta unos deberes. Como todo, como siempre. Algunos de estos deberes son tan elementales como proteger el propio mundo libre, aunque sólo sea para poder seguir gozando de los derechos que proporciona. Esconderse es de cobardes e indigno de hombres y mujeres que han tenido el privilegio de nacer y crecer libres.

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