Ganado suelto

Falta leve

Diario de Noticias, por pili yoldi, 24-06-2010

ES triste reconocerlo pero, en los tiempos que corren, casi nadie espera gran cosa de la justicia. De la justicia como tribunal, quiero decir. Otra cosa son nuestras expectativas sobre la Justicia con mayúsculas, ésa en la que casi todos ustedes y yo suponemos estar de acuerdo, ese lugar común en el pensamiento no sé si humanista, filantrópico o incluso cristiano en el que nos encontramos una gran mayoría a la que no nos gusta la violencia. Pero cuando se dan casos como el de los golpes de los policías municipales de Pamplona a un joven ecuatoriano esposado, ya vemos que de lugar común, nada. La Justicia que a mí me enseñaron no debe ser la misma que practican la alcaldesa y su equipo. ¿Falta leve aporrear, empujar y abofetear a un detenido? En el reglamento de la Policía, lo mismo que llegar tarde al trabajo: de uno a ocho días sin empleo ni sueldo. Barato le sale a un agente machacar el costillar, insultar y calentar a un ciudadano. Un gran precedente, premiado además con los aplausos de los jefes que públicamente consideran intachable su actuación. Grande será también la tormenta entre los propios policías, donde las cosas no andarán muy calmadas cuando alguno de ellos se juega el pellejo mostrando a la ciudadanía cómo se las gastan en los garajes. ¿Eso que será en un expediente? ¿Falta leve, grave, muy grave o de pronóstico reservado?

Como el joven ecuatoriano, como SOS Racismo, casi nadie esperamos gran cosa de la justicia, pero todos recurrimos a ella. Consideramos que no basta con el expediente interno y pedimos procedimiento judicial por si pudiera ser un delito de torturas. Pero con esa misma justicia se llena la boca la alcaldesa pidiendo para sus agentes – grabados en vídeo repartiendo leña – una presunción de inocencia que su partido niega, por ejemplo, a un chaval de rastas y camiseta en euskara detenido en la calle. Según de quién se trate y de qué amigos tenga, el rasero de la ley se estira y se encoge, como la tripa de Jorge. Como si la Justicia con mayúsculas no fuera ya un pensamiento compartido, sino una devaluada utopía, mientras que la otra, la justicia de toga, tiene aquí también, igual que en el cine, precio, mandos y carné de partido. Por la calle, la lectura ciudadana de este feo asunto se resume en lo que muchos piensan y sólo algunos verbalizan: “Y eso que había vídeo, que se grabó y que lo hemos visto. ¿Qué pasará ahí dentro cuando no hay testigos?”.

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