No entiendo nada. Ayer todos alucinados porque el Senado aprobó una moción para pedir la prohibición del velo integral en los espacios públicos. Me sorprende que el grupo que lo presentaba tuviera tan poca fe y me sorprende aún más que los socialistas votaran en contra después de aprobar una ley de igualdad, montar un Ministerio de Igualdad y aprobar leyes en favor de la mujer pero contra el hombre. Me choca. Claro que después de ver cómo una ex diputada popular se coloca un burka, sale a la calle y luego se sienta en un plató para decir que tan incómodo es llevar burka como calzarse tacones, lo espero todo. La Secretaria de Estado de Inmigración dice que prohibir el burka es electoralista y no ve una discusión real en la calle  –será en la suya, pero supongo que trabajará para todas las calles–. La misma discusión que para abrir un debate sobre la eliminación de los crucifijos o del himno nacional en el Corpus. Si quieren la igualdad de la mujer, el burka es el peor enemigo. Por seguridad, por dignidad y por sentido común: si ellas lo llevan, nosotras ya no somos iguales. Menos mal que nadie ha dicho que la verdadera igualdad sería colocarle el burka al hombre. Es el nivel al que nos tienen acostumbrados.