Cuando la comisionada, estaba ensañando la hoguera infantil de Gran Vía – La Cerámica a un grupo de más de treinta inmigrantes, un estruendo irrumpió la explicación. Eran los típicos petardos. Los más pequeños, lógicamente, se pusieron a llorar, pero también hubo más de un adulto que se inquietó.

«Les asustan porque algunos son refugiados y vienen de países en guerra», explicaba ayer una profesora que les acompañaba en la ruta organizada por Cruz Roja.

La hoguera abrió ayer sus puertas a colectivos de mayores, inmigrantes, invidentes y afectados por parálisis cerebral en una de sus actividades solidarias que su coordinador, José Espín, lleva a cabo. El objetivo es que todos puedan integrarse un poquito más en la sociedad conociendo sus fiestas y, por supuesto, disfrutándolas.

A las once y media llegó la Asociación de Daño Cerebral (Adacea). Es la primera vez que participaban y la iniciativa «les gusta mucho», aseguraba Amalia, encargada de acompañar a sus usuarios. Uno de ellos, Sebas, prefería la «hoguera pequeñita», y su amigo Rami explicaba que «cuando acaban, las queman». Minutos antes había pasado por allí José Luis, invidente, que junto a otros usuarios se mostraba «encantadísimo porque no es lo mismo que te lo cuenten a sentirlo con el tacto». Tenía prisa porque era la hora de marcharse, pero antes quería agradecer «el detalle que han tenido con nosotros».

A la doce y media tocó el turno de los extranjeros y en unos minutos la hoguera se vio rodeada de paquistaníes, senegalés, serbios, macedonios, nigerianos, colombianos, venezolanos…. «¿Por qué las queman con lo bonitas que son y lo que cuestan?». Esta es una de las preguntas que siempre realizan.

Para Carlos, procedente de Venezuela, que lleva sólo cuatro meses en Alicante y que iba acompañado por su familia, los monumentos son «sorprendentes y las caricaturas y las críticas, impresionantes y muy bien elaboradas». Unas críticas que a algunos les costaba entender a pesar de que el distrito ha editado folletos explicativos en diferentes idiomas.

«¿Sabéis lo que es el caso Gürtel?», les preguntaban. La figura que representaba a Belén Esteban era quizás la más conocida. «¿Y por qué hay eso?», inquiría Henry cuando veía a un ninot con el trasero al aire. «Es que estamos hablando del botellón y de jóvenes que están borrachos». Asentían con la cabeza. «¿De qué material están hechas?». Y uno a uno se acercaban a tocar el monumento, que hoy acabará en cenizas. Algo que sigue sorprendiéndoles por muchas explicaciones que en la hoguera intentaron darles sobre esta tradición.