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Horia Mosadiq «Yo también llevé burka y fue traumático, pero son las mujeres las que deben elegir»

La Asociación de Derechos Humanos en Afganistán y Milenta Muyeres lanzan en España «Lo tienes que parar, por un parlamento sin criminales», que abandera Mosadiq Más mujeres afganas están convencidas de que los derechos no se dan, se toman. Es lo que impulsa el cambio

ABC, ANTONIO ASTORGA, 22-06-2010

Mosadiq (Kabul, 1976) fue reportera en la guerra y fundó en su país la primera publicación sobre mujer y política. Preside la Foundation of Solidarity for Justice, que busca a través de la verdad y la justicia la reconciliación nacional en Afganistán, adonde viaja cinco veces al año desde su exilio londinense, que comparte con su marido y sus hijos, amenazados de muerte. Hoy emprende su última cruzada: impedir que se presenten criminales de guerra a las elecciones de septiembre, cuyas candidaturas se conocerán hoy.

Argumento de peso en la «Operación Libertad Duradera» fue liberar a las mujeres del terror talibán. ¿Y quién habla ya de ellas?
-Hoy solo son mujeres las que hablan de las mujeres. Ni el Gobierno ni la comunidad internacional. Ellas están luchando y tienen claro que los derechos no se dan, sino que se toman. Mientras, parece como si ya llevaran una vida normal, como si hubieran vuelto al trabajo, a las escuelas… ¿Se lo puede creer?
-La mujer, diana de la guerra.
-Las mujeres han sido siempre grandes víctimas en los conflictos, y muy especialmente en Afganistán. Primero nos sometieron los talibanes, despojándonos de todo derecho, y luego, cuando en 2001 se produjo la intervención internacional, las mujeres que trabajaban en la reclamación de justicia y derechos, elevando la voz de las víctimas, fuimos amenazadas de muerte y atacadas, incluso desde el propio Gobierno, formado por señores de la guerra dispuestos a perpetuar el terror.
-Usted también lo perdió todo.
-Mi casa fue bombardeada, desapareció la mitad de mi familia y la otra media fue desplazada a Paquistán. Pasamos por experiencias terribles debido al enfrentamiento entre los señores de la guerra. Yo fui víctima de uno de ellos, Ahmed Masud, comandante que luchaba por el poder, hoy héroe nacional.
-Antes había perdido su dignidad bajo un burka.
-Sufrí la imposición de vestir burka… No quiero ni acordarme… Tuve que levarlo durante el periodo talibán y en la calle no podía avanzar, ¡no veía! Un día que me tropecé y caí un talibán me apalizó, me humilló… Es una de las cosas más traumáticas que he vivido. Nunca llevaré burka. Para mí es humillante.
-En Barcelona, donde está usted hoy, han prohibido su uso en lugares públicos. ¿Ese es el camino?
-No. Las mujeres deben tener el derecho a elegir si llevan o no burka. No se trata de imponerlo o prohibirlo. A Europa se la ve en el mundo como un espacio de libertad y de respeto a los derechos de las personas, y si se viola obligándote a hacer algo contra tu voluntad se rebaja la libertad de que presume Occidente.
-¿Y qué mujer decide someterse a esa prenda feroz?
-Conozco a muchas que lo eligen por razones personales, religiosas y, en algunos casos, de seguridad. En Afganistán conozco mujeres así.
-Karzai, el presidente afgano que la premió por su defensa de los derechos humanos, es el mismo que abre el Gobierno a criminales de guerra.
-Sí, fui premiada por Karzai, pero a propuesta de la Comisión de Derechos Humanos. No pudo negarse. Él me dijo que estaba interesado en lo que hacía, pero que no podía hacer nada ni por mí ni por lo que yo luchaba. Es la contradicción que muestra la mentira que se vive en Afganistán.
-A esos señores de la guerra, que ya tenían poder económico y militar, la UE y EE.UU. les dan poder político. Es usted David luchando contra Goliat.
-La fuerza está en la gente que puede decidir. El 80% de la ayuda a Afganistán procede de la comunidad internacional, que debería condicionarla a que no se permita el acceso de criminales de guerra a las estructuras del poder. Hay que movilizar a la opinión pública y apoyar la campaña «Lo tienes que parar» (lotienesqueparar.org), que empieza hoy, cuando se den a conocer las listas de candidatos para las elecciones de septiembre, que serán sufragadas con los impuestos que se pagan en la UE y EE.UU. Hay que parar que criminales que durante décadas cometieron todo tipo de atrocidades legitimen su poder.
-Les ampara una ley de amnistía.
-Sí, una ley con proceso inaudito que un día vimos en el boletín oficial; pero Afganistán pertenece al Tribunal Penal Internacional y no hay ley nacional que pueda pasar por encima de él. La comunidad internacional debe recordárselo al Gobierno afgano.
-¿Puede haber paz sin justicia?
-No. No hay paz sin seguridad y no hay seguridad sin justicia. Además de la impunidad de los señores de la guerra, se ha dado carta blanca al Gobierno de Karzai para negociar con los talibanes, invitando a más violadores de derechos humanos a despachar nuestro futuro. ¿Qué justicia y qué seguridad son esas?

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