La proliferación de embarcaciones sospechosas que llegan a altas horas de la madrugada a las diferentes playa de Almáciga está generando el temor entre los vecinos de esta zona de Anaga.

Denominadas como “narcopateras”, este tipo de pateras llegan a una zona que discurre desde el Roque de Las Bodegas a Tachero, hasta el punto de que se han podido detectar hasta once desembarcos en lo que va de año.

En los últimos días, se han localizado en la playa de Fabián y El Roque; pero en anteriores arribadas se han detectado dos en Benijo; tres en Almáciga, tres en El Roque, una en Tachero y otra en Afur.

Quienes viven en este enclave confiesan que cada vez sienten más miedo, pues muchos trabajadores de Benijo se levantan muy temprano para coger la guagua para dirigirse a sus puestos, e inevitablemente, coinciden con estas actividades. Tanto los vecinos como los colectivos que los representan expresan también su temor por quienes deciden pasar un fin de semana de acampada, “pues se encuentran con las lanchas descargando, como las dos de este pasado fin de semana”. No ocultan su temor por el riesgo para la integridad física de estas personas, ya que en muchas ocasiones se trata de familias con hijos, “como ocurrió hace unos días, que se tuvieron que ir de la zona donde estaban acampados para refugiarse y no ser vistos”.

Además, en Almáciga, donde hay una importante población de personas mayores o que viven solas, se está reforzando la seguridad en las casas, pues se ha detectado movimientos extraños de personas y coches que no son de la zona. Explican que “tienen una actitud como de observación y casi siempre, a los pocos días y alrededor de las cuatro de la madrugada, vienen las embarcaciones que se descargan a toda prisa para introducir la mercancía en varios furgones”. Tras esta maniobra, muchas de las pateras se quedan en la playa, aunque, cuando se trata de embarcaciones tipo neumáticas, suelen volver mar adentro.

Sin embargo, este no es un fenómeno reciente, pues hay quien recuerda este tipo de embarcaciones desde hace más de 20 años, una actividad que consideran que “se produce en este enclave por la falta de seguridad y el temor de la población a hablar de lo que está ocurriendo. La gente tiene miedo de venir a quedarse en la zona, porque quienes se dedican a esta actividad están pendientes de que las playas estén vacías”.