No pienses en un elefante es el título del ensayo más famoso de George Lakoff, el mentalista de cabecera de la izquierda transatlántica. Su apelación a eludir los temas del adversario resume lo que está ocurriendo en el debate sobre la prohibición del burka. “No pienses en el burka” vendría a ser la consigna imperante del centro hacia la izquierda, mientras que la contraseña dominante entre el centroderecha y la derecha sería: “No pienses más que en el burka”.

Lo paradójico de estos enfoques es que las encuestas sugieren que las posiciones de la mayoría de los ciudadanos se encuentran a medio camino entre los extremos que proponen los respectivos mentalistas de cabecera. Es decir, la gente sí piensa en el burka (y en la conveniencia de prohibirlo en ciertos ámbitos), pero no lo hace obsesivamente (ni en todas partes). De ahí que la errática actitud de los dos grandes partidos frente a este asunto se haya visto desbordada por la intuición de cada dirigente local, en una suerte de sálvese quien pueda.

Y aunque los sondeos no suelen preguntar por la citada prenda, los que lo hacen sobre el pañuelo islámico en las escuelas ofrecen respuestas muy elocuentes. Por ejemplo, una encuesta del Instituto Noxa realizada en mayo pasado elevaba el rechazo al velo islámico en la escuela hasta el 53% de los catalanes, frente a sólo un 23% que se mostraba explícitamente a favor de permitir su uso. Y las posiciones de los respectivos votantes dejaban en evidencia el desenfoque de algunos mentalistas, ya que sólo entre los electores de Iniciativa una corta mayoría relativa se mostraba a favor de permitir el uso del pañuelo en un centro escolar.

A partir de ahí, y extrapolando esas posiciones a una prenda que previsiblemente suscita un mayor rechazo como el burka, parece indiscutible que una nítida mayoría de votantes de casi todos los partidos – también del PSC y de ERC-apoya su prohibición en determinados ámbitos. Lo que no está tan claro es que respalden una frenética persecución universal.