El botellón anti islámico, prohibido

Vecinos de un barrio de París pretendían 'reconquistar' el espacio a los musulmanes

El Mundo, RUBÉN AMÓN / París , 16-06-2010

Corresponsal

Salchichas y vino blanco. He aquí el menú que proponía una vecina de la capital francesa para animar un aperitivo multitudinario el viernes por la tarde. Había conseguido reclutar a 7.000 personas gracias a Facebook y a una campaña de carteles domésticos en las calles, pero la prefectura de policía francesa decidió ayer prohibir el macrobotellón.

Las razones estriban en el enfoque islamófobo del acontecimiento. No sólo por el homenaje al cerdo previsto en la merienda ni por la alusión al alcohol. También porque el megaaperitivo se había organizado en uno de los barrios de mayor concentración musulmana de París.

La provocación explica que grupos y grupúsculos de extrema derecha habrían decidido apuntarse a la idea de Sylvie François. Nadie la conocía hasta ayer, pero la parisina en cuestión se ha convertido en un azote efímero frente «a los invasores de Alá».

No es casualidad que el botellón se hubiera organizado un viernes, día sagrado para los fieles de la comunidad musulmana. Ni es accesorio que el aperitivo precediera al partido de fútbol mundialista entre Inglaterra y Argelia, cuya selección cuenta con muchísimos adeptos en el barriada de la Goutte d’or.

Se encuentra en el distrito XVIII de París y había sido escogido por Sylvie François como una excusa para incitar la reconquista. Ya se ocupó de recordarlo y de suscribirlo ayer Fabrice Robert, presidente del xenófobo Bloque Identitario.

«Lo que pensamos hacer es reapropiarnos de un barrio que ha sido invadido por los musulmanes. Y hacerlo el viernes, mientras están rezando en sus mezquitas», explicaba en el abrevadero de Facebook para incitar una especie de guerra santa doméstica.

Semejantes pretensiones alertaron a la policía tanto como indignaron a las fuerzas políticas. Empezando por el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoë, a quien parecía «intolerable» la organización de un acontecimiento orientado a fines xenófobos.

Parecido era el punto de vista de Fadela Amara, secretaria de Estado de las políticas urbanas. «No me gustan las prohibiciones ni puedo objetar nada contra una reunión lúdica. Lo que no puede admitirse es que unos grupúsculos de extrema derecha se propongan sembrar el peligro y provocar un escándalo en nombre de la provocación», explicaba la viceministra de Sarkozy.

La noticia de la prohibición ha tranquilizado a las asociaciones musulmanas y de derechos humanos. Dalil Boubakeur, rector del instituto musulmán de la gran mezquita de París, se había declarado partidario de abrir las puertas del templo para acoger a los perseguidos de la hipotética refriega.

Se prometía violenta e impredecible. Tanto por los 7.000 sujetos alistados a la iniciativa del botellón como porque los grupos de extrema izquierda habían prometido contestar el megaaperitivo con una contramanifestación paralela en el mismo distrito XVIII. Fue cuanto anunció ayer el Nuevo Partido Anticapitalista. Su líder, Olivier Besancenot, quiso dejar claro que la suya no se trataba de una iniciativa violenta, aunque la Prefectura de Policía ha considerado oportuno despejar el campo de batalla de siglas y de consignas.

La prohibición del botellón se atiene al contexto de un caliente debate legislativo. Tanto están proliferando los megaaperitivos en las ciudades francesas que la ministra de Interior, Alliot-Marie, parece decidida a promover un reglamento restrictivo de uso general.

La alarma provino del megabotellón organizado en Nantes (Oeste de Francia) el pasado mes de mayo. Se reunieron 10.000 personas, aunque el verdadero escándalo cobró la forma de un sujeto que había perecido entre las masas.

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