«Me considero una gitana afortunada»

El Correo, ÓSCAR CUBILLO, 15-06-2010

Dice que nunca ha recibido una crítica negativa la cantaora trianera Esperanza Fernández (Sevilla, 1966), y eso que su rajo calé es tan polifacético que se atreve con el jazz y la clásica. Es una de las mejores voces del panorama actual y su versatilidad se pondrá a prueba esta semana en Bilbao, pues hoy ilustrará con sus ejemplos la conferencia de Manuel Curao ‘La mujer en el cante’ (Sala BBK Gran Vía, 20 h, 6 E) y el jueves y el viernes hará el papel de Candela en ‘El amor brujo’ de Falla con la BOS (Euskalduna, 20 h, entradas de 13 a 25 E).

- ¿Las mujeres cantan flamenco distinto a los hombres?

- Como en todo. Las mujeres por el hecho de poder ser madres tienen un sentimiento especial, ¿no? Eso se refleja muchísimo a la hora de cantar. Por lo menos a mí me pasa, que soy madre de dos hijos preciosos y la sensación más bonita de toda mi vida ha sido poder cantar cuando estaba embarazada.

- ¿Tener dos niños puede interrumpir una carrera?

- Pues mira, eso me lo suelen preguntar las artistas jovencitas que están empezando y quieren ser madres. Yo tengo aquí a mis dos hijos (ayer, en Tenerife) y lógicamente te falta la libertad de cuando estás sola, pero las mujeres somos muy valientes, somos ‘Superwoman’ y podemos hacerlo todo. Por supuesto con la ayuda de los maridos y familiares. Para mí no ha sido ningún obstáculo. Canté embarazada prácticamente hasta última hora y sin problemas. Me ponía dos cojines en la silla y ya está.

- Dice que las mujeres son ‘Superwoman’ pero no es feminista.

- Yo defiendo la verdad y no por ser mujer siempre debemos llevar la razón. Defiendo a las mujeres porque somos luchadoras y trabajadoras, pero en cada género hay gente de una manera y de otra. Los hombres igual y yo tengo un marido estupendo y gracias a él mi carrera ha seguido adelante por su ayuda.

- ¿Los gitanos cantan distinto?

- El flamenco es de todos, un sentimiento que cada uno exterioriza de un modo diferente, a su manera. El gitano por sus vivencias, tradiciones e historia puede cantar diferente, pero el flamenco no tiene raza. Al revés: es una cultura que pertenece a todos.

- ¿Las voces femeninas de antes eran más raciales, fuertes, descarnadas que las actuales?

- Sí. Eso va con los tiempos. Antiguamente se pasaban muchas más fatigas y lógicamente el cante surgía con mucha más pena. Había calamidades y se pasaba hambre, no había teatros ni condiciones, y se cantaba con más fatiga, como decimos nosotros. Pero la vida ha cambiado y yo me puedo sentir una gitana muy afortunada porque no he pasado fatiga ninguna. Es verdad que es una carrera larga y has de trabajar muchísimo para estar donde estás, pero sin las fatigas de La Tía Anica la Piriñaca, o La Niña de Los Peines, o Fernanda y Bernarda, ¿no?

- ¿Cómo aprendió a cantar?

- Tengo una letra por soleá que lo dice: «Desde el vientre de mi madre me sentía cantaora con el compás de su sangre».

- ¿Qué hará en ‘El amor brujo’?

- Yo soy Candela, ja, ja… Me siento muy orgullosa de llevar mi voz flamenca a orquestas y teatros tan importantes. No podemos olvidar que Falla escribió esta obra para una gitana muy flamenca, para Pastora Imperio. Con el tiempo las mezzosopranos se apoderaron de este fantástico papel, pero ahora vuelve a sus raíces y me siento orgullosa de cantarlo como Falla lo pensó.

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