En capítulos anteriores, el hotel de la prensa que cubre a la selección portuguesa en el Mundial fue asaltado. El miércoles. Pues bien, los dos delincuentes de Zimbawe que se llevaron los ordenadores, los teléfonos y el dinero (a punta de pistola, sí) han sido condenados a quince años de prisión. Al otro, un nigeriano de 20 años, le han caído cuatro. Justicia inmediata. De rayos y centellas. Por supuesto, hay unos tribunales especiales para acelerar los procesos (¿sumarísimos?) durante el campeonato, pero aun así sorprende. El episodio de la justicia ejemplarizante parece salido de la Alicia de Lewis Carroll («La sentencia primero; el juicio, después»). No sé qué da peor imagen, si el crimen o el castigo. Cómo no van a querer venirse estos muchachos a Europa. A trabajar o a lo que sea. En fin, esto (eso) es África, que canta Shakira. Casi mejor fijarse en que Maradona se puso traje, que también era un títere de otro capítulo anterior.