Emprender un negocio sigue siendo complicado. La restricción del crédito, unido a la debilidad del consumo por parte de las familias frena los proyectos. La Seguridad Social apenas registra nuevos autónomos en Alicante, mientras que, por el contrario, sí se confirma una recuperación de los cotizantes al régimen general, al amparo del repunte de actividad ante la inminente campaña turística estival. En el último mes sólo se contabilizan 41 nuevas altas de emprendedores en la provincia.

El Ministerio de Trabajo e Inmigración contabilizó en mayo la existencia de un total de 115.243 trabajadores autónomos, frente a los 115.202 registrados en abril, se trata de una subida meramente testimonial, sobre todo si se compara con el incremento notable acontecido entre los afiliados al régimen general, que han aumentado en 4.645, hasta llegar a 562.907 personas en alta laboral.

Además, en la comparativa interanual, la evolución negativa de los autónomos en territorio alicantino es más acusada, ya que en mayo de 2009 había hasta 120.943 profesionales por cuenta propia, lo que marca una caída de 5.700.

La financiación resulta un factor imprescindible para poder abrir un negocio y mantener la actividad, pero la realidad es que todavía sigue siendo muy complicado obtenerla. Así lo denuncian los diferentes colectivos representativos.

Según una encuesta de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos – ATA, de la que forma parte el pequeño comercio de la provincia, nueve de cada diez profesionales reconoce que se ve afectado directamente por la crisis y más del 80% manifiesta que su negocio ha disminuido sensiblemente con el desplome del consumo.

Ante este panorama es evidente que quienes pueden tener aspiraciones de poner en marcha sus propia empresa, optan por retraerse en espera de tiempos mejores.

Desde ATA entienden que la reforma laboral que prepara el Gobierno debe dar «certidumbre a los empresarios y quitar el miedo escénico», para ayudar a los emprendedores y permitir que «mantenga el empleo generado, reduzcan la temporalidad y adecuarlo a la realidad del tejido empresarial, formado en más de un 80% por empresas de menos de dos trabajadores».