Los liberales llegan favoritos en Holanda a lomos de la crisis

Gara, Marie-Laure MICHEL (AFP), 09-06-2010

La crisis en la zona euro, réplica en última instancia por el estallido mundial tras décadas de neoliberalismo, puede premiar hoy en las elecciones holandesas a sus más entusiastas defensores, los liberales. Éstos podrían llegar al poder de la mano de una coalición con los xenófobos de Geert Wilders, en ascenso en los últimos tiempos. Crisis y bajos instintos.

Los últimos sondeos auguran la victoria hoy de los liberales del VVD (Partido Popular para la Libertad y la Democracia), de Mark Rutte, con 36 de los 150 escaños de la Cámara Baja del Parlamento de Holanda en las primeras elecciones legislativas en un país de la zona euro tras el crack de Grecia.

De confirmarse estos resultados – el VVD tiene actualmente 21 escaños – , Rutte se convertiría en el primer primer ministro liberal desde la Primera Guerra Mundial en Holanda. Antiguo directivo del gigante agroalimentario anglo – holandés Unilever, Rutte tomaría en caso de victoria el testigo de Pieter Cort van der Linden, primer ministro entre 1913 y 1918.

«Hasta ahora se hablaba de inmigración y de integración pero con la crisis, lo que cuenta es la economía, las restricciones presupuestarias, el paro: los liberales tienen el aire a favor», señala el politólogo André Kruwel, de la Universidad de Amsterdam, quien tilda de «históricos» los comicios de hoy.

Aupados al segundo e incluso al primer puesto en las encuestas hace unos meses, los xenófobos e islamófobos del PVV del diputado Geert Wilders han caído recientemente a la cuarta plaza. No obstante, los estudios de opinión auguran que logrará doblar sus escaños, actualmente nueve, y aspira a entrar en un gobierno de coalición dirigido por los liberales, que no hacen ascos a esta alianza con los que prometen «una cruzada contra la islamización de Holanda».

Con el elocuente título de «Orden en los negocios», el programa de los liberales prevé una bajada de 20.000 millones de euros en los presupuestos del Estado y la reducción a cero del déficit público para 2015, además de prometer la reducción de la función pública y ampliar la jubilación de 65 a 67 años.

En un guiño a sus probables socios xenófobos, ha advertido que retirará el salario mínimo de inserción a los inmigrantes durante los diez primeros años y que este derecho, así como la prolongación del permiso de estancia, dependerán de un examen de holandés. En la misma línea, los liberales han prometido más policía en las calles.

Los liberales aventajan ampliamente en las encuestas a los cristiano – demócratas (CDA) del primer ministro saliente, Jan Peter Balkenende, a los que auguran un tercer puesto con 25 escaños (actualmente tienen 41), detrás de los laboristas.

Balkenende, que buscaría su quinto mandato desde 2002, dirigía desde 2006 un gobierno de coalición con los laboristas del PvdA y los cristianos de derecha (CU). El Ejecutivo cayó el pasado 20 de febrero, víctima de disensiones internas en torno al mantenimiento de las tropas holandesas en Afganistán.

Los cristiano – demócratas siguen firmes en su defensa de «los valores de la familia». En esa línea promete que no tocarán las bolsas para los estudiantes ni las deducciones fiscales de los intereses por préstamos para vivienda, en lo que coinciden con los liberales. Asimismo, ha prometido acompasar el retraso en la edad de jubilación, hasta 66 años para 2015 y hasta 67 años para 2020.

«Estoy habituado a pedalear con el viento en contra. La adversidad me hace, simplemente, más fuerte», ha asegurado confiado el premier, como le conocen en francés sus compatriotas. Lo cierto es que Balkenende no ha logrado llevar al término de su mandato a ninguno de los cuatro gobiernos que ha dirigido. «Cuando alguien deja en la cuneta cuatro coches, no es cuestión de confiarle un quinto», señala el analista André Kruwel para explicar la desafección que observan las encuestas.

«Hoy hay una clara demanda para que llegue algo nuevo, diferente, sea lo que sea», coincide la politóloga Martin Rosema, de la Universidad de Twente: «La opinión general es que ocho años son demasiados», añade.

Obvia, sin embargo, que los favoritos liberales participaron en tres de la cuatro experiencias gubernamentales dirigidas por Balkenende entre 2002 – 2006.

Socio ineludible de las coaliciones gubernamentales en Holanda desde la II Guerra Mundial, el CDA se ha visto sobrepasado en las encuestas por los laboristas del PvdA.

Principal formación de izquierda con 33 diputados en el hemiciclo, su negativa a auspiciar una prórroga de la presencia militar holandesa en Afganistán provocó la caída del Ejecutivo de coalición.

Los socialdemócratas prometen invertir 2.000 millones de euros en educación de aquí a 2015, subir los impuestos para las rentas más altas y reducir en 10.000 millones el presupuesto público en el nuevo mandato.

Defienden, asimismo, vincular a los ingresos las ayudas por créditos a la vivienda, de los que se benefician 3,5 millones de holandeses y que cuestan al erario público 9 millones de euros.

Su líder, Job Cohen, fue designado sorprendentemente cabeza de lista en marzo. Defensor de la integración de los inmigrantes y hasta entonces alcalde de Amsterdam de origen judío, Cohen se ha convertido en el cabeza de turco tanto de los liberales como del partido xenófobo.

Rutte asegura que los «cantos de sirena del PvdA sobre el mantenimiento del poder adquisitivo provocarán más deuda pública, menos empleo, más inmigración e inseguridad».

La politóloga Rosema viene a confirmar que «Wilders ha logrado una gran influencia en estas elecciones».

Lo que ha condenado al ostracismo a otras formaciones, como el Partido Socialista (que cuenta actualmente con 25 escaños aunque las encuestas lo sitúan claramente a la baja), los ecologistas (7) y los centristas del D66 (3), entre otros.

Holanda no ha tenido un primer ministro liberal desde la Primera Guerra Mundial, aunque los liberales han participado en muchas coaliciones de gobierno.

La coalición entre cristiano – demócratas y socialdemócratas saltó por los aires en febrero por la negativa de estos últimos a avalar la permanencia de las tropas holandesas en Afganistán.

El islamófobo Geert Wilders espera repetir el éxito de las municipales

Los musulmanes de Almere (oeste) temen que el PVV del islamófobo Geert Wilders vuelva a ser la primera fuerza en esta ciudad dormitorio de Amsterdam, donde fue la fuerza más votada en las municipales de marzo con un 21,6%.

Más de un tercio de los 190.000 habitantes de Almere son de origen extranjero, frente al 20% de los 16,5 millones de habitantes de Holanda.

El PVV sólo se presentó en Almere y en Amsterdam, donde con un 16,8% fue la segunda fuerza.

Procesado por incitación al odio y a la discriminación, Wilders agita el fantasma de la inseguridad y de una islamización creciente del país, paralela con el gasto público para garantizar el bienestar de los inmigrantes.

En Almere, la población de origen musulmán no oculta su temor y confiesa que desconfía de sus hasta ahora vecinos. Mariette LE ROUX (AFP)

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