El barrio más integrador

Las Provincias, J. A. | VALENCIA., 31-05-2010

«Quince días para descubrir que hay muchas maneras de ser y de estar en un barrio más vivo que nunca», ese fue el lema de las jornadas culturales que ayer se cerraron en Ruzafa. Fue el cierre de la fiesta, de la fiesta de la integración y de la tolerancia. El Parque Manuel Granero se llenó durante todo el día para celebrar el final de la ‘Quinzena cultural – Russafa Conviu’. Cientos de personas de todas las nacionalidades, de todos los colores y credos, se unieron para comer, saber, bailar y dialogar en su torre de babel que es el barrio valenciano.

Y no podía ser en ningún otro lugar. Fue en Ruzafa, probablemente el sector de la cuidad donde mayor número de nacionalidades conviven a diario en sus calles. Por ejemplo, para llegar al parque había que pasar por los innumerables comercios chinos dedicados a la ropa barata. Y los chinos no faltaron a la cita. Son los más numerosos y parecía que eran los anfitriones. Tenían los dos primeros mostradores, los más nutridos y los más grandes de todos, en los que se recibía al visitante con una muestra gratuita de sus frutos secos. Todos estaban invitados a probar sus pipas, sus cacahuetes, etc… Era una buena forma de crear el ambiente de solidaridad y afecto que ayer se respiraba en Ruzafa.

Un poco más allá era un compatriota el que se encargaba de hacer exhibiciones de caligrafía china traduciendo el nombre de los paseantes al chino. Después un bufet cargado de comida china que se vendía aunque a precios realmente módicos para el público. Pero eran los chinos los que daban cuenta de sus rollos, arroces y carnes.

La comunidad asiática predominaba con familias enteras pasando una jornada de ocio en el parque. Las tiendas, por un día, estaban cerradas. Los chinos no estaban parapetados en sus mostradores de las tiendas de sesenta céntimos. Ayer compartían su cultura, su vida.

Aunque fueron legión no eran los únicos, ya que a partir de sus stands era un continuo de alternativas culturales y gastronómicas las que tenían los que ayer se congregaron en el parque.

Se podían comer pakoras pakistaníes o indias, pasteles marroquíes o empanadas criollas de Uruguay. El té era una de las bebidas más solicitadas, pero no la única. También probar alguno de los guisos de la cocina senegalesa. Había casi de todo. Era como la Feria de las Naciones del viejo cauce, pero en familiar.

Y luego quedaba el escenario en el que pasó una amplia representación del folklore mundial. Bailes andinos y danzas del vientre para abrir boca entre un público infantil entregado. Hasta las ocho de la tarde fueron pasando diferentes grupos que mostraron al multicultural público lo mejor de su cultura, lo mejor de cada uno, lo mejor de Ruzafa, un barrio integrador.

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