Los alcaldes alertan del riesgo de explosión social en las ´banlieues´

Nuevos episodios de violencia alimentan el clima de inseguridad en los suburbios

La Vanguardia, , 26-05-2010

LLUÍS URÍA – París. Corresponsal

El primer ministro, François Fillon, se da un año de plazo para aprobar la reforma de la política urbana
Poco ha cambiado en las banlieues de las grandes ciudades de Francia desde la violenta revuelta del 2005. Impacientes ante lo que consideran una insuficiente implicación del Gobierno y preocupados por el agravamiento de los problemas, un grupo de 45 alcaldes de diferentes partidos, encabezados por el de Clichy-sous-Bois – foco de los disturbios del 2005-,Claude Dilain, ha publicado este fin de semana una carta en la que llama al Ejecutivo a actuar con urgencia “antes de que sea demasiado tarde”. “¿Harán falta nuevos disturbios para que los poderes públicos se interesen por nuestras ciudades y por quienes viven en ellas?”, preguntan.

Sidi Ahmed tenía 11 años cuando, en junio del 2005, cayó mortalmente herido en medio de un tiroteo en la Cité des 4.000,en La Courneuve, en la banlieue norte de París. Nicolas Sarkozy, a la sazón ministro del Interior, visitó el lugar y prometió “limpiar (el barrio) con Kärcher”, en alusión a las máquinas de agua a alta presión. Casi cinco años después, la delincuencia sigue campando a sus anchas en este duro rincón de los suburbios parisinos. El lunes, recién salido de prisión, un joven de 19 años fue muerto en el mismo barrio de un tiro en el corazón. La víspera, una mujer resultó herida por una bala perdida en una pelea entre bandas…

La violencia y la inseguridad siguen enquistadas en La Courneuve como en la mayor parte de los barrios periféricos de las ciudades francesas. Lo mismo que el paro, el fracaso escolar, la degradación urbana y la exclusión social, agravados aún por la crisis económica. Una parte de la población de los suburbios se ha replegado sobre sí misma – algunos, buscando refugio en el integrismo religioso-y observa con profunda desconfianza al resto de la sociedad francesa, por la que se siente abandonada yde la que corre el riesgo de separarse, como puso de manifiesto la altísima abstención en las últimas elecciones regionales. “El sentimiento de no vivir en el mismo mundo (…) pone en cuestión no sólo la cohesión social, sino también nuestro pacto republicano”, alertan los alcaldes en su misiva.

El primer ministro, François Fillon, que ayer presidió la constitución del nuevo Consejo Nacional de las Ciudades, intentó apaciguar la inquietud de los alcaldes, pero quedó lejos de conseguirlo. Su idea de abrir un periodo de reflexión de un año antes de aprobar la reforma de la política urbana no contribuyó a ello. Si de algo se quejan justamente los ediles es del retraso en la aplicación del plan Esperanza Banlieues aprobado en el 2007 bajo el impulso de la secretaria de Estado para la Ciudad, Fadela Amara.

Fillon recordó ayer los avances en materia de renovación urbanística – que afectará a 500 barrios de aquí al 2013-,así como los esfuerzos en la mejora de los servicios públicos – sobre todo, los transportes-y de formación e inserción laboral de los jóvenes. Pero admitió que “aún queda mucho por hacer”.

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