IRENE HDEZ. VELASCO / Roma Corresponsal

Un señor De Puta Madre

EL ZOO DEL SIGLO XXI / ILAN FERNÁNDEZ Ex traficante de drogas colombiano reconvertido en exitoso estilista de moda tras ocho años de cárcel, acaba de publicar su biografía en Italia

El Mundo, , 25-05-2010

A los 15 años era un huérfano de padre cuya madre se mataba trabajando como mujer de la limpieza y que se buscaba la vida como podía en los arrabales de Cali. A los 17 hizo el primer envío de cocaína a Miami utilizando como mula a la abuela de un amigo suyo. A los 19 era el jefe de la organización criminal que controlaba el tráfico de polvo blanco entre Sudamérica, Estados Unidos y Europa, tras desbancar al cártel de Medellín que dirigía Pablo Escobar. A los 26, tras una espectacular persecución a bordo de su Ferrari mientras la Policía le acosaba en helicóptero, le echaron el guante en Barcelona y le cayeron 25 años de cárcel… Y hasta aquí todos los tópicos de narcotraficante de manual.

Pero nuestro hombre ahora tiene 45 años, disfruta de la libertad (logró que le redujeran la condena) en Italia, es un reconocido estilista de moda cuya firma bautizada con el muy carcelario nombre de De Puta Madre factura unos 80 millones de euros anuales y acaba de publicar su biografía, de la que ya ha logrado vender los derechos cinematográficos.

Con todos ustedes Ilan Fernández, un ex traficante colombiano reconvertido (o «resucitado», como prefiere decir él) a la legalidad más exitosa. Un tipo que ha vivido deprisa y peligrosamente, y que ha accedido a contarle al escritor italiano Giulio Laurenti, durante nueve meses, todo sobre su vida. El resultado es un libro de 232 páginas titulado, por motivos evidentes, Suerte, como se llama también el yate de Fernández. «Pero al bote de emergencia le he dado el nombre de la otra cara de la fortuna: Traidora», explica.

Y de traición Ilan Fernández sabe bastante. Porque fueron las pruebas aportadas por un policía infiltrado que consiguió convertirse en su mejor amigo las que pusieron fin a la vida de dinero, lujo, coca, orgías y demás excesos que llevaba cuando era narco. Así acabó primero en la prisión catalana de Quatre Camins y luego a la famosa de San Quintín, en EEUU. De allí salió con una sola idea fija en la cabeza: encontrar al traidor, cobrarse venganza y meterle un tiro entre ceja y ceja.

Halló al policía en cuestión y varias veces estuvo a punto de matarle. Pero no lo hizo. «Después de tantos años le he perdonado. Antes era un animal. Después he visto el lado bueno de las cosas. Puede que incluso le tenga que estar agradecido. Estoy vivo gracias a él», asegura Fernández en declaraciones al diario La Repubblica.

Pero no es sólo que el que fuera uno de los máximos responsables del cártel de Cali esté vivo. Lo que hace especial a Ilan Fernández es que ha sabido reinventarse y encontrar el éxito dentro de los límites de la legalidad. Todo gracias a una idea que empezó a madurar entre los muros de su celda en Quatre Camins: la de crear una marca de ropa con un toque canalla y transgresor que aprovechara el tirón popular que para muchos jóvenes representan los narcos.

«Mi mensaje es claro: ponte la camiseta pero no hagas lo que está escrito en ella. Siéntete si quieres ilegal durante la noche, pero sé legal en la vida», sentencia Ilan Fernández: «Cuando vuelvas a casa, echa la camiseta en la lavadora y no pienses más en eso».

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