La red de explotación sexual desarticulada amenazaba a las mujeres con vudú

Diario Sur, E. P., 25-05-2010

La organización dedicada a la trata de mujeres con fines de explotación sexual desarticulada en Almería coaccionaba a las víctimas con rituales de vudú y amenazándoles con secuestrar a sus familiares. Los 21 detenidos trasladaban a las mujeres por tierra desde Nigeria hasta Marruecos, y desde allí en patera o cayuco hasta la costa española.

Según informó ayer la policía, la investigación se inició a principios de año cuando se tuvo conocimiento de que un grupo de mujeres de nacionalidad nigeriana estaban siendo víctimas de explotación sexual, después de ser captadas en sus pueblos de origen por compatriotas bajo falsas promesas de trabajo en España.

Las pesquisas revelaron que el reclutamiento era realizado por ciudadanos nigerianos, familiares de los cabecillas de la organización que se asentaban en la localidad almeriense de Roquetas de Mar. Posteriormente, las mujeres eran trasladadas con documentación falsa, vía terrestre, desde Nigeria hasta Marruecos, atravesando los países de Benín, Níger, Mali y Argelia.

Una vez en las costas del país alauí, la organización contactaba con ciudadanos marroquíes, quienes a cambio de grandes sumas de dinero, les vendían una plaza en una patera o cayuco para trasladar a las mujeres. El viaje que partía en Nigeria se prolongaba durante meses, tiempo en el que algunas de las mujeres sufrieron accidentes mortales al cruzar el desierto o al atravesar el estrecho en viejas embarcaciones de pesca. Ya en España, la organización conducía a las víctimas hasta Roquetas de Mar, donde eran obligadas a ejercer la prostitución mediante agresiones físicas y amenazas que incluían prácticas de vudú para someter la voluntad de las mujeres. Además, llevaban a cabo secuestros de familiares en España y Nigeria para que la coacción fuera mayor.

Liberadas dos años después

Las víctimas se veían obligadas a prostituirse durante más de dos años para poder finalmente obtener la libertad. Pagaban con las ganancias diarias de la prostitución una deuda contraída que solía alcanzar la cantidad de 50.000 euros, aumentada en algunos casos por los gastos diarios de ropa o manutención.

En otras ocasiones, las mujeres eran trasladas hasta otros puntos de la geografía española, buscando lugares donde la demanda de los clientes fuera más alta y la organización pudiese ganar más dinero. Incluso se detectaron movimientos de mujeres a otros países del entorno europeo como Dinamarca y Alemania, donde eran controladas también por otros ciudadanos nigerianos.

Durante la investigación, los agentes averiguaron que este grupo cometía también estafas y falsificaciones documentales mientras celebraba matrimonios de conveniencia. Con el timo de ‘las cartas nigerianas’ – envío de cartas informando a sus destinatarios que han sido beneficiarios de un cuantioso premio de una lotería – , la organización obtenía importantes beneficios adicionales.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)