Corresponsal

Desde noviembre de 2008, la valla fronteriza de Melilla vivía un periodo de relativa tranquilidad en cuanto a intentos de entrada masiva de inmigrantes. Hasta la madrugada de ayer. Una quincena de subsaharianos intentó sortear el obstáculo que la alambrada representa y se encaró con los policías y guardias civiles que la custodian.

Según fuentes policiales, fue una auténtica batalla campal en la que las Fuerzas de Seguridad del Estado tuvieron «grandes dificultades» para impedir a base de material antidisturbios que los inmigrantes consiguieran su objetivo.

El intento se produjo alrededor de las 4.50 horas de ayer en el puesto fronterizo de Barrio Chino, uno de los que más tránsito peatonal registran entre Melilla y Marruecos. Los servicios de vigilancia de la Guardia Civil detectaron a estos 15 inmigrantes, de los cuales siete se adelantaron para intentar saltar la valla.

La «rápida actuación» de la Guardia Civil y la Unidad de Intervención Policial (UIP) del Cuerpo Nacional de Policía impidió que ninguno de los inmigrantes consiguiera pisar suelo español. Tras varios segundos de forcejeo entre subsaharianos y agentes españoles, los primeros se dispersaron por la zona colindante de Marruecos sin que se haya vuelto a saber de ellos.

En mitad de la trifulca, un guardia civil sufrió el impacto de un tablón de madera en la cabeza, lo que le provocó un «leve hematoma en la frente» por el que tuvo que recibir asistencia sanitaria, según informó la Delegación del Gobierno en un comunicado de prensa. Las heridas no le obligaron a causar baja en el servicio.

El delegado del Gobierno en Melilla, Gregorio Escobar, aseguró ayer, en declaraciones a RNE, que el control fronterizo entre Melilla y Marruecos se produce con «plena intensidad» para «impedir que se produzcan estas situaciones».

También destacó el contacto que se mantiene con el país vecino «para coordinar esfuerzos y evitar que se produzcan estos intentos».

Esta entrada frustrada de inmigrantes, la primera que se produce en Melilla desde hace año y medio, se produce curiosamente un día después de que el primer ministro marroquí, Abás El Fasi, instase a España a entablar un diálogo para que se «ponga fin a la ocupación» de Ceuta y Melilla y de las islas españolas en el norte de Marruecos.