El comercio es cosa de chinos

La Verdad, ANTONIO PÉREZ, 19-05-2010

Nuevos sectores. Un inmigrante chino carga una caja de plátanos en la frutería Capuchinos del barrio del Carmen. :: GUILLERMO CARRIÓN /AGM

Tal y como pudo atestiguar Marco Polo, China es un país de comerciantes. Una realidad notoria en el municipio de Murcia, donde a los restaurantes chinos que comenzaron a implantarse en los ochenta y noventa les han seguido los establecimientos ‘multiprecio’ – antiguos ‘Todo a 100’ – , las tiendas de alimentación, los wok – buffets libres que mezclan gastronomías china y asiática – y ahora también fruterías y peluquerías. El éxito del comercio chino es tal que, en los primeros meses del año, la nacionalidad asiática fue la única en la que creció el número de autoempleadores inscritos en el Registro Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social.

El comerciante chino es, en primer lugar, reservado. La censura y falta de libertades que impera en su país les hace esquivar, por naturaleza, cualquier pregunta de quien se identifica como periodista. La negativa a hablar es la respuesta habitual y los problemas con el idioma que no tienen a la hora de atender a los clientes, la excusa. Pero hay excepciones. Xiunyan Chen hizo una ayer con ‘La Verdad’ permitiendo fotografiar la frutería que regenta, una de las primeras de Murcia propiedad de chinos, aunque prefirió no salir en la imagen.

La suya es una frutería de toda la vida en El Carmen, en la que aún se exhibe una fotografía en blanco y negro del dueño original, ya jubilado. Chen, que antes tenía una tienda de frutos secos, la lleva desde hace cuatro años y ha heredado el buen género,el éxito entre la clientela y un nombre ideal: Capuchinos.

Las claves de la expansión del comercio chino son motivo de controversia. Zhaorong Jin Ma, presidenta de la asociación Hispano – China de Murcia – creada recientemente para impartir clases de chino en colegios del municipio – , lo circunscribe al espíritu emprendedor de sus compatriotas y a la propia crisis. «Siempre hemos sido gente trabajadora y luchadora. Quienes se han quedado sin trabajo crean su propia empresa para salir adelante. Se matan a trabajar y echan muchas horas», reconoce considerando que así «están dando muchas comodidades a los murcianos, que siempre encuentran un establecimiento abierto donde poder comprar».

Jin Ma – que regenta el restaurante Corona, abierto en 1993 y como tal, uno de los más veteranos de la ciudad, y está tan integrada que sus amistades la llaman Isabel – explica que los emprendedores chinos reciben «préstamos de amigos y familiares. La comunidad se ayuda mucho entre sí y como son inversiones pequeñas y ahora los alquileres están más baratos encuentran oportunidades» para montar negocios.

El mito de los impuestos

Sus competidores españoles, por contra, se quejan de estar en desigualdad de condiciones. «Con sus horarios de apertura no se puede competir», resume Yolanda Paredes, presidenta de la asociación de autónomos ATA en la Región. Los tenderos también se quejan de sufrir menos controles que los negocios de chinos. Desde el departamento de Consumo del Ayuntamiento de Murcia lo niegan. «’Barremos’ todos los establecimientos y exigimos lo mismo independientemente de la nacionalidad», asegura el inspector jefe Fulgencio Fernández.

Una crítica recurrente y muy extendida entre los comerciantes españoles es que los chinos no pagan impuestos por un acuerdo entre los gobiernos español y chino o que se los subvenciona el ejecutivo chino durante los primeros años. La presidenta de la asociación Hispano – China lo niega: «Para nada, pagamos impuestos desde el primer día».

Lo cierto es que el convenio, establecido en 1992, sólo exime a empresas tanto chinas como españoles de pagar impuestos por duplicado en los dos países y que el Impuesto de Actividades Económicas no se aplica a ninguna sociedad en sus dos primeros años de existencia.

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