La incertidumbre que el derecho de voto reconocido a los inmigrantes latinoamericanos genera en las próximas elecciones municipales puede no ser tanta a tenor de lo que indican los estudios sobre la materia. Para empezar, porque la afluencia de votantes latinos se prevé escasa dado que tendrán que censarse previamente y que a sólo un 20% le interesa la política, según una encuesta del CIS de 2008.

Pero también porque los sondeos realizados por los expertos indican que las opciones de voto por las que opten los extracomunitarios no distarán mucho de las que predominan entre los autóctonos. «No hay prueba alguna para creer que la ampliación del derecho de sufragio vaya a beneficiar única o especialmente a un partido específico», concluye un artículo sobre la participación política de los inmigrantes de Barcelona y Madrid escrito por politólogos de las universidades de Manchester y la Autónoma de Barcelona, entre ellos las ex docentes de la UMU Laura Morales y Eva Anduiza, y que se publicará en un volumen editado por la Fundación Pi i Sunyer.

De las 2.236 encuestas que entre 2007 y 2008 hicieron al colectivo inmigrante de las dos ciudades se infiere que los extranjeros adaptan sus preferencias electorales al contexto político local. Así, los encuestados de Barcelona se mostraban mucho menos proclives a votar al PP que los de la capital, en paralelo a su representación institucional.

En concreto, en Madrid, cuyo sistema de partidos se asemeja al murciano, los ciudadanos ecuatorianos mostraban sus preferencias por votar al PSOE en un 34% y en un 33% para el PP. Los bolivianos preferían a los socialistas por 36 a 25 y los colombianos por 48 a 15. Los indecisos rondaban el 30%. La encuesta también preguntaba a los marroquíes – que no podrán votar – , mucho más proclives al PSOE (56 – 7) y a los nacionalizados: 33 – 30. IU no conseguía cifras de apoyo superiores a las que obtiene entre los autóctonos en ningún colectivo.

Por ello, el estudio de Morales ‘et al’ deduce que «las identidades partidistas en las elecciones locales serían [si se reconociera el derecho de voto ahora concedido para 2011] con toda probabilidad maleables a las estrategias empleadas por los partidos para crear nuevos nichos electorales».