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Formados para ser menos vulnerables

El desempleo se ceba en el eslabón más débil del mercado. Entidades sociales y centros de inserción sociolaboral demandan apoyo para una formación específica, empleo protegido y contratos desde la Administración a favor de los colectivos con dificultades.

Diario de Noticias, Ana Ibarra, 16-05-2010

LA crisis económica se está cebando especialmente en el eslabón más débil del mercado. La necesidad de formación especializada y de empleo protegido resulta especialmente acuciante para que las personas con dificultades puedan competir entre la bolsa de los más de 42.000 parados que tiene Navarra. Las reivindicaciones: apoyo decidido a los centros de inserción sociolaboral (personas con dificultades) y especiales de empleo (discapacitados), que las administraciones se tomen en serio que al menos el 6% del importe de los contratos públicos del año anterior sean para estos colectivos, y que el 0,7% del presupuesto foral para fines sociales sea complementario a los presupuestos ya que la partida incluye acciones para desempleados sin prestaciones. Así lo entienden los colectivos que trabajan con inmigrantes, minorías, personas en situación de exclusión social, enfermedades, toxicomanía o presos. Cinco asociaciones de la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión en Navarra exponen las dificultades que atraviesan y la actividad que despliegan para orientar en el mercado laboral a personas que corren el riesgo de quedarse fuera y "sin posibilidad de “reengancharse”. El año pasado un total de 25 Centros Especiales de Empleo (CEE) para personas con discapacidad y Centros de Inserción Sociolaboral (CIS) para personas en situación o riesgo de exclusión social hicieron llegar una carta a la Administración foral, a los 75 principales ayuntamientos navarros y a los partidos políticos en la que solicitaban “sensibilidad” ante los efectos negativos que la crisis tiene en estos colectivos y el riesgo de perder empleos, y demandando que reserven un porcentaje de los contratos públicos (hasta ese momento de un 20% posible según la normativa y a partir de finales de año un 6% obligatorio).

cinco asociaciones

Centros especiales para colectivos con dificultad

Anafe: El año pasado de los 15.000 inmigrantes en activo un total de 9.000 quedaron sin empleo, explica Eduardo Jiménez. Desde Anafe se ofrece formación para la capacitación para el mercado de trabajo pero también información que tiene que ver con aspectos “colaterales” al trabajo como la vivienda, la documentación legal, el conocimiento del idioma, la escolarización de menores, el acceso a la tarjeta sanitaria… A su vez, en 2009 se desarrollaron 70 acciones formativas dirigidas a más de mil personas. Los cursos se centraron en sectores como la hostelería, comedores, atención a la dependencia, electricidad, carretilleros, comercio (pescadería, charcutería…). Otra demanda importante es de cursos de acceso a Internet. Lo cierto es que la caída del empleo ha afectado especialmente a los extranjeros. “Si hace dos años gestionamos mil empleos para unas 200 empresas, el pasado apenas una cuarta parte. Ha caído la mano de obra, sobre todo en el sector de la construcción y los inmigrantes han sido los más afectados”, remarca Eduardo Jiménez.

Fundación Varazdin: El número de personas en activo en los centros de inserción sociolaboral de Varazdin, que trabaja con colectivos en riesgo de exclusión social, suman 36, la mitad de los que había hace apenas un par de años. “Son el último recurso antes de entrar en el mercado ordinario”, indica Yolanda Vergara. Desde esta fundación se impulsan acciones en áreas de empleo como un proyecto de empleo social protegido, el centro de inserción laboral o el último – destacan – un programa pionero en colaboración con el Ayuntamiento de Burlada para el “empoderamiento de mujeres con dificultades de género y riesgo de exclusión: empleo con apoyo para cinco mujeres con el fin de fomentar la autonomía personal y económica”, explica Vergara. Subcontrataciones de industrias (automoción principalmente), limpieza y ahora catering y hostelería, entre otros, son los sectores para los que trabajan en su centro de empleo (CIS): “No ha quedado más remedio que diversificar ante la caída de la industria”, admiten. “Trabajamos con un colectivo heterogéneo, gente con baja formación y recursos, en situación de exclusión, víctimas de la violencia de género, en general, personas en situación o riesgo de exclusión”, indica.

Asociación Acoad Servicios Asistenciales; Fundación Eurolan: Esta asociación trabaja para favorecer la inserción sociolaboral de toxicómanos y personas con problemas de adicciones al alcohol (en aumento), con cumplimiento de condenas, así como víctimas de la violencia de género señala Juan Carlos Oria. Y lo hacen desde campos como la prevención, centros de día terapéuticos (un hospital de día por el que pasaron el año pasado unas 250 personas) y programas de incorporación sociolaboral que el año pasado beneficiaron a unas cien personas. “Son personas que además de su adicción a las drogas tiene asociados otros problemas como un trastorno mental o enfermedades crónicas y están muy estigmatizadas por la sociedad, por lo que tienen grandes dificultades de normalización en el mercado laboral”, señala Oria. “Estos colectivos necesitan una primera fase de estabilización personal y social antes de retomar su vida laboral dada su complejidad”, indica Oria.

Montse Tejero, del Secretariado Gitano: Trabajan con población gitana en dos áreas de desarrollo: acción social (programas de acceso a vivienda, programas educativos, intervención sociofamiliar…) y empleo. Uno de ellos es el programa Acceder, dirigido a población gitana y cuyo objetivo es que puedan desarrollar un trabajo por cuenta propia mediante acciones formativas. En esta entidad el año pasado se atendieron a 350 personas y se registraron 84 contrataciones. Otro proyecto está destinado a la capacitación profesional de mujeres jóvenes entre 18 y 30 años para que puedan trabajar como dependientas en comercios. El resultado: un quiosco de prensa en Rochapea y otro en la UPNA para jóvenes de etnia gitana que carecen de formación básica (en total diez personas). A su vez desde los centros de inserción se ha creado el centro Nabut en el barrio de la Rochapea : comercio textil para dar empleo a jóvenes gitanas en riesgo de exclusión social que ocupa a 11 personas.

Amaya Pinillos, de Gaztelan: “Trabajamos sobre todo con personas en exclusión, más mujeres que hombres aunque hemos notado últimamente un aumento de la demanda masculina y también de población gitana”, explica. Asesoramiento en autoempleo, formación específica y prelaboral en habilidades básicas ,y búsqueda de empleo constituyen los principales ejes de acciones. En este momento, los centros de inserción sociolaboral se van reorientando hacia otros nichos de trabajo como la atención a dependientes, admiten. Desde Gaztelan se cuenta con la empresa Transforma (centro especial de empleo) para la atención a domicilio de personas dependientes y desde la que se hicieron el año pasado 30 contratos de inserción. También se trabaja en empleo social protegido con diferentes ayuntamientos, se cuenta con la Red Conecta en Rochapea (formación en nuevas tecnologías para personas con dificultades) y se gestionan programas del Gobierno foral para la divulgación de nuevas tecnologías (TIS). “Antes la industria era el fuerte, ahora está cambiando. Hay más huecos en el sector de la limpieza, algo en hostelería, limpieza y servicios. Por otro lado se nota que hay más gente en paro y ya no cogen a una empleada para que cuide al dependiente en casa como antes”, indican.

nuevos nichos de empleo

La caída de la industria y la diversificación de los CIS

Acoad: “Los CIS han permitido que se firmen muchos contratos indefinidos para gente que no encuentra empleo en otros sectores, tanto en la industria como en el sector del automóvil, en subcontratas de atención a la dependencia, etcétera”, indica Juan Carlos Oria. A su juicio, las normas de acceso a estos cursos son muy poco “flexibles”. “Lo ideal es no hacer guetos, que puedan entrar a una formación general”, señaló.

Varazdin: “Es una pena que gente a la que has formado la dejes después en la calle porque el mercado no la absorbe”, asegura Yolanda Vergara. “Antes tenías grupos de trabajo fuera con una supervisión nuestra (enclaves) y contratados por Varazdin, y cuando hacía falta a esa empresa les cogían; era una salida laboral muy buena. Ahora no es posible”, señala.

Secretariado Gitano: “Hay mucha gente que necesita un empleo protegido y los centros especiales de empleo o los CIS son la única salida”, admite Montse Tejero. “Antes era el hombre gitano el que tenía más posibilidades de ocupación en la construcción y ahora han salido del mercado, y se está trabajando más con mujeres en el diseño de acciones formativas”, explica.

oferta de CURSOS

Formación específica

Fundación Gaztelan: “Trabajamos en coordinación con los Servicios Sociales y con otras entidades. Vemos que la oferta de cursos del Servicio Navarro de Empleo, sindicatos y otras instituciones deja fuera a muchas personas porque la demanda de formación ha crecido, los requisitos son muy altos para determinados colectivos y hay dificultades con el idioma, bien por cargas familiares, porque son ciclos formativos muy largos que no siempre pueden mantenerse, etcétera”, señala Amaya Pinillos. Para la dirección de Gaztelan, hay muy poca oferta formativa específica para personas en situación de exclusión, y no a causa de un factor determinado sino “porque si eres mujer, inmigrante y tienes cargas familiares esos factores de riesgo se multiplican”.

Secretariado Gitano: “Hay un abandono temprano de la formación reglada entre la población gitana y si en los cursos que ofertas pones como requisito tener el graduado escolar o la secundaria obligatoria, se queda mucha gente fuera. Además, planificar para estas personas cursos de 200 horas es una barbaridad”, indica Montse Tejero. De ahí la necesidad de ofrecer cursos alternativos. Además, muchas de estas personas con dificultades no tienen acceso a la información o tienen problemas de comprensión en la escritura", indica.

Acoad: “La oferta formativa es la misma que hace dos años, no ha cambiado para los colectivos más excluidos. Además todos los cursos que salen están saturados desde el principio”, precisa Oria.

Varazdin: “Las personas con dificultades no tienen acceso a una oferta generalista porque se quedan sin plaza muy rápidamente. Por ejemplo, nosotros hemos hecho cursos de carretilleros con nuestros propios medios para personas con problemas”, expone Vergara.

problemas actuales y demandas

Competencia en el mercado ante el aumento del paro

Anafe: Según Eduardo Jiménez, muchos inmigrantes no han trabado el tiempo suficiente para haber cotizado y al perder su puesto de trabajo se han quedado sin capacidad para generar recursos o se les han acabado los subsidios. “En muy poco tiempo han tenido trabajo, se han metido en una vivienda, han sufrido embargos…”, apostilla.

Varazdin: El principal problema del mercado laboral es la cantidad de personas que hay en el paro con una “cualificación mayor” que los colectivos con dificultades, mantiene Vergara. “La competencia es mucho mayor que hace unos años y para un puesto determinado que no requiera de una formación específica los candidatos superan con creces el perfil solicitado”, opina. “La obligatoriedad de cumplir el 6% del importe de los contratos públicos es importante y se puede crear mucho empleo”, agrega. Otro avance es la nueva regulación de la partida del 0,7% del presupuesto foral para fines sociales ya que incluye un apartado de empleo social.

Secretariado Gitano: “El punto de partida es la baja cualificación, de ahí la importancia de trabajar en formación y capacitación incidiendo en los sectores donde hay más salidas”, remarca Tejero.

Acoad: A juicio de Juan Carlos Oria, es importante que se cumpla el compromiso de que una parte de los contratos públicos de la administración se reserven para CIS o CEE. “Hay que tener en cuenta que las personas que han perdido su contrato en un centro especial de empleo tienen muy difícil su posterior reenganche en el mercado laboral”, precisa. “La imagen social de muchos colectivos ha ido cambiando, por ejemplo ver a un joven con síndrome de down en una entidad financiera está bien visto hoy en día”, precisa.

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