Torremolinos hace gala de su don de gentes

Diario Sur, FRANCISCO JIMÉNEZ, 16-05-2010

El traje de gaucho y su acento le delatan al instante. Víctor Hugo Ramírez es argentino, uno de tantos que un buen día decidieron hacer las maletas y probar suerte en una tierra distinta a la que le vio nacer. En su caso, eligió la Costa del Sol. «¿Cuánto tiempo llevo aquí? No existe el tiempo cuando uno se siente hijo de esta tierra, aunque llevo el suficiente como para haberme casado con una española y haber tenido un hijo», comenta mientras el pequeño Santiago le tira del brazo. Sus ojos y su olfato no son ajenos a la suculenta parrilla organizada por la Asociación Argentina Costasoleña, uno de los 22 colectivos que ayer participaron en el XVI Día Internacional del Residente Extranjero, un encuentro que se ha convertido en un clásico del calendario festivo de la multiculturalidad y con el que Torremolinos hace gala cada año de la capacidad de integración de sus gentes. No en vano, en la localidad conviven hasta 140 nacinalidades distintas.

La jornada arrancó con un desfile multicolor en el que las asociaciones y grupos folclóricos lucieron sus trajes más típicos. Acompañados por la Banda Municipal de Música, fueron adentrándose en la popular plaza de La Nogalera, convertida ayer en una torre de Babel en la que cada región presenta lo mejor de su cultura, gastronomía y folclore. Si no, que se lo pregunten a Leslie Thomson, un escocés que ayer lució piernas con la tradicional falda de cuadros, además de darle un toque musical a la fiesta con su gaita. Tampoco se quedó atrás Quique Pérez, que lleva casi una década en Perú, con la actuación que ofreció sobre el escenario.

En esos momentos ya se encontraba en la atestada plaza el alcalde de la localidad, Pedro Fernández Montes, quien se acercó por todos y cada uno de los puestos instalados. Luego llegó el acto institucional con la tradicional entrega de placas de agradecimiento a todos los colectivos, aunque este año sí que faltó el habitual discurso del regidor municipal.

Sol y buena comida

El sol apretaba, pero más las ganas de diversión y, sobre todo, de llenar el estómago. Si despertaban interés los chorizos y las costillas argentinas, no era menos el asado de sus vecinos uruguayos o las salchichas del expositor alemán, como no, acompañadas de una buena cerveza. Para el postre, un popurrí de dulces árabes en el ‘stand’ de Marruecos o para los que quisieran algo aún más exótico, los de la India. «Están deliciosos», asegura James O’Connell, un irlandés que ayer no quiso perderse este encuentro multucultural.

«Eventos como éste suponen un gran paso para la integración de todos» comenta Reshma Bhojwani, de origen hindú aunque una torremolinense más después de treinta años residiendo en la localidad costasoleña.

«Torremolinos ha cambiado mucho en todo este tiempo y, sobre todo, su gente, ya que ahora viven personas de muchos países». Unas palabras que corrobora Carmen Ruiz, criada a escasos metros del vial más comercial y popular del municipo, la céntrica calle San Miguel. «Cuando era pequeña correteaba por aquí y ahora mis nietas lo tienen imposible con todos los turistas que vienen a visitarnos», afirma.

No le falta razón, desde que a finales de los años 50 Torremolinos se erigiese en cuna del turismo de masas, la localidad se ha convertido en un crisol de culturas de distinta procedencia pero con un nexo común: todos se sienten parte de Torremolinos, desde los primeros turistas suecos hasta los británicos y germanos que decidieron fijar su segunda residencia en la Costa, pasando por aquellos de origen asiático, latinoamericano o magrebí que, como Hassan, eligieron esta tierra «en busca de una vida mejor».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)