De las vísceras a las urnas

El Periodico, 16-05-2010

Dicen que tras lograr el acta de concejal, en 1991, Xavier García Albiol (Badalona, 1967), el jefe de filas del PP en la tercera ciudad de Catalunya, dedicó sus primeros sueldos a comprar un cochazo y un rolex. Pero él matiza y niega: «Me compré un BMW 316 de segunda mano, con 70.000 kilómetros. ¿El rolex? No. El rolex lo compré en 1993».
García Albiol, dos décadas como edil, se ha labrado una fama inusual en un político de ayuntamiento, a base de mezclar una estudiada contundencia con un escasísimo temor al efecto que causen sus proclamas viscerales. Por el escándalo hacia el telediario. «Es el único concejal que ha logrado ser más conocido que el alcalde», subraya un badalonés. En cuanto a cómo se juzga él mismo, aquí está la síntesis que expone a este diario: «Soy el único político de Catalunya que desde 1991, y durante 19 años, siempre ha mejorado el resultado electoral anterior». Pasó de un concejal en 1991 a cuatro (1995), cinco (1999 y 2003) y siete (en el 2007), a solo dos del PSC, el más votado.
Albiol es famoso por tres cosas. Porque en octubre del 2006 le pegó un manotazo a un manifestante que protestaba contra el PP en Martorell y después afirmó: «No me arrepiento y lo volvería a hacer». Porque en la campaña electoral de las municipales del 2007 empleó un vídeo sobre Badalona en el que vinculó inmigración con inseguridad. Una película que parecía trucada, aunque él lo niega. Y en tercer lugar, por la virulenta campaña que ha emprendido contra el colectivo de gitanos rumanos, del que afirma que, en su integridad, ha venido a Badalona a delinquir.
Ya salió en los medios en 1994, cuando advirtió de que abrir un registro de parejas de hecho equivalía a convertir el consistorio en «un nido para fomentar la homosexualidad», que definió como «un comportamiento anormal». Ahora se avergüenza de ello: «He evolucionado mucho. Creo que las personas tienen los mismos derechos al margen de su orientación sexual».
Hijo de inmigrante
«No es un intelectual y no quiere serlo», dice de Albiol uno de sus detractores políticos, que asegura que no es mal tipo: «Es más buena persona de lo que aparenta. Pero es prisionero del personaje que se ha creado». Este azote de la inmigración, con pinta de tener detrás una familia pija que le compra las camisas rosas, es en realidad hijo único de inmigrante, y nació en una familia humilde del barrio de Morera. Su madre, de Badalona, fue peluquera. Su padre, de Vélez Rubio (Almería), conducía un camión de la brigada municipal badalonesa.
Albiol jugó a básquet, cuatro años en los juveniles y el júnior del Joventut. Dice que no iba para estrella pero no era malo: «Tuve ofertas de Galicia, Mallorca y Andalucía». Comenzó Derecho, le faltan «ocho o nueve asignaturas»: «Un día acabaré».
Hoy no tiene problemas de dinero. Navega en un velero de nueve metros, «de segunda mano», y gana más de 120.000 euros al año. 113.000 como presidente del PP en la Diputación de Barcelona (él dice que son 108.000) y dietas por asistencia a los plenos, que cifra en 11.000 euros anuales. Nada excepcional, la diputación es fuente de riqueza para no pocos concejales.
En 1990, tenía 23 años y toda la convicción del mundo. Y dice la leyenda que fue a la sede del PP en Barcelona y le dijo a Jorge Fernández Díaz que quería afiliarse y hacer política en su ciudad. Albiol precisa que la historia no es exacta: en 1987, aunque no era militante, ya figuró en la lista municipal de AP, en el número 10. En 1989 se hizo militante y se le encomendó dirigir Nuevas Generaciones de Badalona. Y entonces se presentó ante Fernández Díaz para ofrecerse como presidente local. «Supongo que no tenían nada mejor que yo».
No vive en la ciudad, pese a estar empadronado en ella. Explica que dejó su piso de soltero, en el que vivía con su esposa tras casarse, porque tuvo gemelos, Sandro y Nadia, y les faltaba espacio. Hace un mes que lo ocupa un inquilino. «Apalabré otro piso pero pararon las obras por la crisis. Y compré otro, en el barrio del Gorg. En septiembre volveré a Badalona». Ahora vive en Barcelona, en Les Corts, en un piso de la familia de su mujer.
Dice un dirigente del PPC que Albiol no tendría recorrido fuera de Badalona. Que sus excesos crean resquemor. Que Cristóbal Montoro se lamentó recientemente: «!Con lo que nos había costado lograr el apoyo de los rumanos!». El aludido no lo ve así: «Si hubiera querido, no hubiera tenido problemas para estar en la lista al Congreso o al Parlament. Pero quiero ser alcalde. Ganaré. Lo dicen hasta las encuestas que tiene el PSC».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)