SAN SEBASTIÁN

Una ola de robos atemoriza Gros

La Guardia Municipal no tiene constancia de un aumento de las denuncias respecto a otras zonas. Los comercios de Ronda, Nueva y Chofre denuncian un ambiente enrarecido en el barrio

Diario Vasco, AINGERU MUNGUÍA | SAN SEBASTIÁN., 12-05-2010

Es el run run del barrio de Gros en las últimas semanas. Robos en tiendas y viviendas, tirones por la calle, y grupos de jóvenes que pululan por las calles con aspecto sospechoso. Los cacos se han cebado con los comercios de calle Nueva y calle Ronda, pero hace unos meses fue en la zona del Chofre. Parece que los autores de los robos no tienen un mismo origen, incluso han detenido en esta última ola a un drogadicto del barrio de toda la vida a quien denunció su propia madre porque vio en casa seis cascos de moto sustraídos en la tienda Velomoto. El caso es que no hace falta indagar mucho en el barrio. A cada persona que preguntas te cita dos o tres nuevos casos. «El ambiente está enrarecido, hay gente extraña por la calle y cada día escuchamos que se ha producido otro robo», señaló un comerciante.
Sin embargo, según los datos de la Guardia Municipal en donde sólo constan las denuncias de robos no hay un incremento ni en las últimas semanas ni en el conjunto del año. En los cinco primeros meses, sólo constan en Gros 4 robos en domicilios (el 5,7% del total de la ciudad), 16 sustracciones en establecimientos comerciales (15,8% del total de San Sebastián), y 44 hurtos en vehículos (el 15,5%), lo que vienen a ser datos habituales de otros años «teniendo en cuenta que Gros es la tercera zona, tras Centro y Parte Vieja, donde más delitos se registran en la ciudad», señaló una fuente del cuerpo policial.
Hace dos semanas intentaron entrar de madrugada en la mercería La Perla de Gros, en el paseo Colón, «Un vecino les vio y se marcharon». Su responsable dice que de un tiempo a esta parte «hay mucha gente rara, gente de fuera, que no tienen nada que hacer en todo el día, chicos marroquíes de los pisos de acogida que van de punta en blanco, o rumanos que van en grupos mirando, controlando las tiendas».
El responsable de la tienda de ropa deportiva Ayala explica lo que pasó el 21 de abril. «Cogieron esas pequeñas tapas de los registros de agua de la calle e intentaron romperme el cristal pero como es blindado no lo lograron. Un cliente, que es guardia municipal, me dijo que eran marroquíes, es su modus operandi. El domingo por la tarde en Bermingham con otra rejilla de aguas pluviales rompieron la luna a un Citroën Picasso. Pasan por aquí superpeinados, en grupos de 2 o 3 individuos, les pagan un sueldo, les dan de comer, les dan vivienda… tienen una sensación de impunidad total…»
Una joyera de Secundino Esnaola respalda esta sensación: «Han intentado entrar en más de una ocasión en la tienda y no les abro. Vienen derechitos, nerviosos, igual es un prejuicio pero… ante la duda prefiero perder un posible cliente».
José Mari Pérez, del bar Desy de calle Ronda, está cansado de la situación. «Esto es un sinvivir. No sabes lo que te vas a encontrar al venir a trabajar. Gros está que da pena». Dos robos en cinco meses, el último el sábado 1 de mayo. «Me levantaron la persiana con un gato, se llevaron el dinero de la caja, rompieron cristales, cerradura, intentaron llevarse el televisor. Cuando llegué aquí me puse a llorar. Esta vez se llevaron 1.800 euros, menos que la otra vez. En una semana han robado a muchísima gente de esta zona». A uno de los autores de su primer robo le detuvieron en otra parte y le acusaron por las huellas que dejó en el bar.
José Ramón Domínguez, del bar Erronda, explica que a él le entraron por una ventana del entresuelo, «reventaron la alarma, se l levaron todo el dinero de las máquinas y un televisor de plasma».
Santos, responsable de las dos tiendas Velomoto de la calle Nueva, explica que hace diez días le forzaron la puerta de la tienda grande y «me robaron 10 cascos y un ordenador. Al autor le cogieron en Tejidos Jiménez, entre Zabaleta y paseo Colón, mientras intentaba romper el cristal con una rejilla. Es un drogadicto del barrio. Su madre llamó a la Guardia Municipal al ver seis cascos en su habitación. Mientras lo denunciaba le detuvo una patrulla con las manos en la masa». Pero hace tres semanas a Santos le robaron «una bandolera y otro casco de moto» de su furgoneta que estacionó junto a la tienda a primera hora de la mañana. «En cien metros el sábado sobaron el Desy, el domingo el bar Erronda y el lunes a mí. El guardia municipal que vino a hacer fotos del robo venía de dos casas donde habían robado en Gros. La gente mayor del barrio está acojonada».
Un comerciante expresó su convicción de que los robos son obra de «moros, que están todo el día en el locutorio y viven en los pisos de acogida que hay en el barrio. Se pasan el día colgados con pegamento y son los que causaron los problemas en la zona de Atotxa (Egia)». Un comerciante vio a una de estas parejas de marroquíes sustraer el teléfono móvil a una persona mayor en Gran Vía. «Ella se dio cuenta y comenzó a gritarles. No te creas que se asustaron mucho, tiraron el móvil al suelo y se fueron andando»

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