En un raro ejercicio de consenso entre las principales fuerzas políticas, el Parlamento francés aprobó ayer una resolución que condena el uso del burka y el niqab, los velos integrales que usan unas 2.000 musulmanas en el país. La armonía que reinó en el hemiciclo para reforzar simbólicamente los principios de la República vino a ser la calma que precede a la tempestad antes de afrontar una prohibición por ley que suscita una gran división. El texto legislativo será presentado la semana que viene por el Gobierno y se prevé que se valide este verano.
Las únicas voces discordantes fueron las de algunos diputados comunistas, los verdes y la Asociación del Culto Musulmán, contrarios a la prohibición por considerar que «estigmatiza» al islam. El texto, pactado entre los conservadores y la oposición socialista, precisa que el velo integral «es contrario a los valores republicanos» y subraya «la adhesión al respeto de los principios de dignidad, libertad, igualdad y fraternidad». La resolución destaca también que la comunidad musulmana «no reconoce como una prescripción religiosa» el uso de esta prenda.

MULTA DE 150 EUROS / El informe de la comisión parlamentaria recomendaba aprobar una resolución solemne y, al igual que el Consejo de Estado, planteaba dudas sobre la viabilidad jurídica de prohibir el burka y el niqab en la calle. El documento propugnaba el veto en espacios públicos, transporte incluido. Pero el Gobierno está dispuesto a aplicar la restricción máxima y se propone multar con 150 euros a quien se cubra el rostro. La sanción será más severa para quien obligue a una mujer a llevar el velo integral.