OBITUARIO: IN MEMÓRIAM

Mohamed Á. Yabri, un ejemplo y una esperanza para el futuro

El País, MIGUEL ÁNGEL MORATINOS, 12-05-2010

Con motivo de la reciente muerte de Mohamed Ábed Yabri, el 3 de mayo, quisiera destacar algunos aspectos de su obra y de su biografía que lo hacen, en mi opinión, no sólo importante para los interesados en la cultura árabe y en el mundo islámico, sino para todo ciudadano que busca tener un criterio y formarse una opinión sobre uno de los temas centrales de la agenda política y cultural de nuestro tiempo; me refiero a la cuestión de la relación entre el islam y Occidente.

En particular, me interesa resaltar la importancia del proyecto intelectual de Yabri y de sus aportaciones al tema tradición / modernidad y autenticidad / alteridad, y todo ello en el contexto de las independencias magrebíes y del proyecto político y cultural de la descolonización en su más profundo sentido. No voy a pretender exponer en unas pocas líneas y sin ser arabista ni filósofo el contenido de su Crítica de la razón árabe, su obra más atrevida e importante, que le llevó casi 20 años. Lo que me interesa resaltar es la convicción y el diagnóstico que están en la base de su empresa. A su juicio, el punto central del debate de los intelectuales musulmanes desde el tiempo de la Nahda (renacimiento) es el pensamiento, la filosofía.

Se podría decir que mi relación con Yabri está mediatizada en gran parte por la figura y la significación de Averroes. En un texto titulado significativamente Islam y Occidente – ¿Choque de Civilizaciones? – Porvenir de las relaciones, Yabri se refiere a un proyecto muy querido por mí y en cuyo lanzamiento intervine, el Comité Averroes. La idea fue crear un grupo de expertos hispano – marroquí para acercar a ambas sociedades, aumentar el conocimiento recíproco y disipar los malentendidos, y preservarlas de las crisis cíclicas entre ellas. Refiriéndose al entonces proyecto, que calificaba de feliz idea, Yabri anunciaba: “Nos proponemos elaborar unas reglas de diálogo entre las culturas”. Y continuaba: “Se encontraba en una situación similar a la nuestra en la actualidad. Una situación dominada por la relación de oposición y de alteridad, relación del yo árabe con su otro”.

Según Yabri – Averroes, las reglas de diálogo entre culturas son tres: comprender al otro en su propio sistema de referencia, reconocer el derecho a la diferencia y, por último, la comprensión, entendida en el sentido de tolerancia e indulgencia. Estos principios, resume Yabri, “tienen un valor universal y se pueden aplicar a todos los conjuntos culturales que son presa de la relación de adversidad y hostilidad, como es el caso de Europa y el mundo árabe”. Y concluye, citando al propio Averroes: “Hacer justicia consiste en buscar argumentos a favor del adversario como se hace para sí mismo”.

Para mí, la importancia de Yabri reside en su aportación a cuestiones como el conocimiento y la razón en el islam, la evolución histórica de este y la actitud de sus intelectuales.

Su propia biografía es también un compendio y un ejemplo de sus propias reflexiones. Hijo de una familia nacionalista, desde su juventud participó en la vida política marroquí. Su vida, como parte de su obra, fue un intento de dotar de contenido y densidad a la independencia de su país, primero en el Istiqlal, luego con Ben Barka y, más tarde, participando desde su fundación en el USFP (partido socialista marroquí) hasta los años ochenta. Su visión intelectual se compagina y se completa con su compromiso político y ciudadano, que le llevó en alguna ocasión a la cárcel. Dedicó gran parte de su vida a la docencia, así como al periodismo. Su talla intelectual se engrandece con la firmeza moral y el mantenimiento de sus convicciones: cuando creyó que debía decir no, lo hizo, dando ejemplo de congruencia con su propia visión, como cuando rechazó el premio Saddam Hussein en 1989.

En sus 75 años de vida, Yabri fue un ejemplo no sólo para los marroquíes, sino también para todos los musulmanes, para los españoles y europeos, para todos los que creen que el saber y la cultura mejoran el entendimiento de los hombres; para los ciudadanos del mundo, en definitiva. Vista por un español, su biografía personal e intelectual es una esperanza de futuro.

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