El proyecto de una mezquita cerca de donde se erigían las Torres Gemelas levanta ampollas

El Periodico, 08-05-2010

Para unos es una prueba más de que el mundo se puede construir desde la tolerancia y el respeto hacia lo ajeno. Para otros, ni más ni menos que un «insulto» y una «provocación» innecesaria que reabrirá viejas heridas a las que todavía les falta mucho para cicatrizar. Hablamos de los planes para levantar un gran centro cultural islámico a solo unos pasos de la zona cero, que incluirá una mezquita a dos manzanas de donde se erigían las Torres Gemelas tumbadas hace ya nueve años en nombre de Alá.
La propuesta no es nueva. Ya empezó a gestarse poco después de los atentados terroristas del 11 – S y uno de sus principales impulsores es el imán Faisel Abdul Rauf, que desde hace 13 años preside la Iniciativa Córdoba, una plataforma que aboga por mejorar las relaciones entre el mundo islámico y Occidente. Esta semana sometió sus planes a la aprobación de la junta comunitaria del distrito financiero y al final de la sesión contó con el aval unánime de sus miembros.
No necesitaban que el proyecto fuera aprobado pero querían medir el pulso a la iniciativa.
Complejo de ocio
Además de la mezquita, el centro que se levantará en un edificio de nueva construcción de 13 plantas incluirá una piscina, un gran anfiteatro, canchas de baloncesto y zonas verdes que estarán a disposición de todos los neoyorquinos.
«Creo que será un activo muy valioso para la comunidad», aseguró Ro Sheffe, presidente de la junta, tras la votación del proyecto, para el que se destinarán algo más de 100 millones de euros.
Pero, como era de esperar, no todo el mundo está de acuerdo, sobre todo algunos familiares de víctimas del 11 – S. Las primeras voces críticas surgieron casi al mismo tiempo que se revelaron los primeros planes hace años y arreciaron después, cuando se confirmó que el terreno donde estaba el antiguo edificio de la Burlington Coat Factory había sido adquirido por cuatro millones de dólares para la mezquita.
«No tengo prejuicios, pero está demasiado cerca del lugar donde murieron nuestros seres queridos», afirmó Evelyn Pettigano. «Soy consciente de que no todos están en el mismo saco, pero no me gustaría nada pasar por la zona donde mi hijo murió el 11 – S y encontrarme una mezquita». Son las palabras sinceras de Jim Riches, un jefe de bomberos retirado que perdió a su hijo cuando se vino abajo una de las torres del World Trade Center. Otros son más contundentes. A Rose Cain le parece «despreciable» y «atroz» el solo hecho de que se haya considerado tal posibilidad.
Se espera que el proyecto esté concluido en tres años y ya tiene nombre: Casa Córdoba. La American Society for Muslim Advancement, la otra organización que está detrás de la iniciativa, asegura que la idea es «hacer algo positivo con el legado del 11 – S», en palabras de su directora ejecutiva, Daisy Khan. «Nuestro deber como musulmanes y estadounidenses era formar parte de la reconstrucción», añadió Khan. Además de donaciones de particulares, el proyecto se financiará con recursos de la Fundación Ford y la Fundación Rockefeller.

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