Un congoleño lleva a Tintín ante la Justicia belga

Pide que ‘Tintín en el Congo’ lleve una etiqueta que avise de su contenido racista

El Mundo, , 06-05-2010

MACARENA LORA / Bruselas
Especial para EL MUNDO
Un tribunal civil de Bruselas llamó
ayer a Casterman, empresa editora
de las aventuras de Tintín, a dar explicaciones
por unos contenidos
que Bienvenu Mbutu Mondondo,
congoleño afincado en Bélgica desde
hace 20 años, ha denunciado
por «racistas y ofensivos». Mondondo
emprendió su cruzada contra
Tintín en el Congo en 2007 pidiendo
ante un tribunal de instrucción
la retirada del cómic. Cansado
de esperar el fallo,Mondondo lleva
ahora su causa contra el reportero
rubio ante la justicia civil. En la vista
oral, celebrada ayer en Bruselas,
estuvieron presentes la fundación
Moulinsart, que posee los derechos
de autor, y el demandante. En ella,
el juez pidió además la comparecencia
de la editorial Casterman,
que se fijó para el 12 de mayo.
Ésta no es la primera vez que
las aventuras de Tintín en el país
africano son objeto de controversia.
El propio autor de Tintín, que
tenía 23 años cuando lo escribió,
se excusó en los años 70.
En 2007, la Comisión de Igualdad
Racial del Reino Unido (ERC
por sus siglas en inglés) alertó que el libro contenía «prejuicios
raciales intolerables». El organismo
gubernamental británico denunció
que los nativos estuvieran
caracterizados «como monos» y
hablaran «como imbéciles». El
portavoz de la ERC llevó lejos su
condena moral y aseveró que el
único lugar aceptable para Tintín
en el Congo estaba «en un museo
bajo un gran cartel que alerte
‘pasado de moda, palabrería racista’
». El libro no desapareció de
las librerías del Reino Unido, pero,
desde entonces, sus ediciones
en inglés advierten de sus contenidos
y no se exhiben en la sección
infantil de las librerías.
Sangriento colonialismo
El congoleño Bienvenu Mondondo,
decidido a imitar a Reino Unido,
se apropió de la causa en Bélgica.
Primero se dirigió directamente
a la sociedad que posee
los derechos de Hergé, pero ésta
ignoró sus pretensiones. Conforme
perdía batallas, ganaba protagonismo
en un país donde el capítulo
sangriento de la colonización
no está cerrado. Aunque
ante la Justicia exige la retirada
del libro, el demandante consideraría
un éxito que la misma advertencia
del cómic en inglés
apareciera en la versión en francés.
«Yo lo que quiero –reclama
Mondondo– es que a partir de este
libro se haga pedagogía y se
explique qué fue la colonización
».
Mondondo aprovecha que se
acerca el 50 aniversario de la independencia
de la República Democrática
del Congo para agitar
conciencias. Consciente de que
Tintín es un símbolo en Bélgica y
de que él incomoda a los millones
de amantes del cómic, no se
cansa de pedir que se derriben
tabús. «Los belgas tienen miedo
de que empecemos a hablar de
esto, porque es un gran problema
para sus conciencias», exclama.
Isabelle Schmitz, la abogada de
Moulinsart, que comparecía ayer
por segunda vez ante la corte civil,
no ocultaba su resignación
por el caso. «Aquí volveremos la
semana que viene, pero no esperen
que haya fallo», vaticinó.
«¿No ven el gusto que le ha cogido
a los medios?», dijo señalando
al demandante que, rodeado de
cámaras y micrófonos, exprimía
su protagonismo exigiéndole al
Rey Alberto II que pida perdón
por las atrocidades cometidas durante
la colonización del país
africano.

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