Birmingham ejemplifica la diversidad racial británica

El Periodico, ALBERT Guasch, 03-05-2010

Ante la cita con las urnas del próximo jueves muchos británicos decidirán su voto en función de las propuestas sobre inmigración. Es un tema que inquieta a la sociedad de las islas, como se está comprobando en esta campaña electoral. En este segundo capítulo de la serie sobre la realidad británica, el foco recae en la ciudad de Birmingham, la segunda más populosa del país y la primera en que una minoría étnica se convertirá en mayoría.

La interiorización de la corrección cultural y lingüística permite salir airoso de situaciones cotidianas con trampa. Último día de clase antes del descanso de la pasada Navidad. Sonya Smith, profesora de Derecho en la Birmingham City University, ofrece los pertinentes buenos deseos a sus alumnos con una fórmula de equilibrista. «Feliz Navidad si la celebráis; si no, que aprovechéis bien estos días de descanso». En esta universidad y en esta ciudad, las fiestas de invierno están ganando terreno a las fiestas de Navidad. Y puede que no haya vuelta atrás.
Novedad de este curso educativo. Por primera vez, los niños blancos escolarizados se hallan en minoría en Birmingham. En primaria, el 57% de los alumnos proceden de familias no blancas; en secundaria, lo son el 52%. La mayoría, del sur asiático, esto es, de etnias paquistanís e indias. Bye bye, Navidad. «Muchos de mis estudiantes proceden de etnias variadas y todos tenemos muy instalado el chip de no querer ofender a nadie», se justifica Sonya Smith.
La inmigración se ha vitaminizado como asunto de campaña y algunos días ha cobrado tanta fuerza como la depresión económica. En el tercer debate televisado, en Birmingham precisamente, el careo que encendió más chispas entre los candidatos se produjo cuando salió a la palestra la manera de hacer frente al flujo de inmigrantes.
Al robustecimiento del tema ayudó la metedura de pata de Gordon Brown ante la ya muy célebre Gillian Duffy, una señora mayor inquieta ante el cambio del paisaje humano de su pueblo, Rochdale. Brown, como se recordará, la llamó «intolerante», olvidándose por un fatal momento del micrófono que llevaba clavado en la solapa.
En Birmingham, la inquietud de la venerable señora de Rochdale tiene acólitos. «La señora Duffy es como mi querida tía. ¿Cómo se atreve Brown a meterse con ella?», escribía una columnista con aires populistas este fin de semana. Hablando con Pete Dale, del Birmingham Post, principal diario local, dejamos al margen la torpeza del premier. «Se dice que en un margen de 10 o 15 años la etnia minoritaria pasará a ser mayoritaria. Será la primera ciudad de Inglaterra en que eso ocurra», expone serenamente.
El día que eso ocurra, podrá contarse con los titulares dramáticos de la prensa tabloide. Birmingham es la segunda ciudad de Inglaterra más poblada, fuerza motora de la revolución industrial y lugar en que Enoch Powell, un preeminente político conservador, pronunció en 1968 un recordado discurso, Rivers of blood (Ríos de sangre), en que alertaba contra la entrada libre y masiva en Gran Bretaña de los ciudadanos de la Commonwealth.
Quejas por las facilidades
«La inmigración ha sido en los últimos 40 años un asunto relevante en la política británica. Ahora se ha complicado con la entrada en la Unión Europea y su ampliación. Y es justo decir que hay gente que cree que se dan demasiadas facilidades a las familias que vienen de fuera», comenta Pete Dale.
Una de las voces para los que vienen de fuera o viven dentro desde hace años es Selma Yaqoob, líder de un partido musulmán llamado Respect, que tiene notables opciones de sentarse en el Parlamento por una circunscripción de Birmingham. Por supuesto, va con la cabeza tapada, como muchas de las alumnas musulmanas que pueblan los centros escolares.
Es el signo de los nuevos tiempos, guste o no. La prohibición del velo islámico suena aquí a conflicto sin sentido. Cuestión de números. «La mayoría de mis alumnos son musulmanes. Este veto es impensable», dice la profesora Smith. ¿Cuántos quedarían en clase?

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