la cobertura del banco de alimentos en la crisis >

Navarra reparte al año 2.000 toneladas de alimentos entre 31.500 necesitados

200 entidades

benéficas se encargan de distribuir los lotes en función de la necesidad

Familias en paro, inmigrantes que cobran subsidios y otros colectivos han disparado la demanda un 35% en dos años

Diario de Noticias, ana ibarra, 02-05-2010

pamplona. No pasan hambre. Son personas que cobran un subsidio, deben pagar su hipoteca, mantener en muchos casos a su familia y no llegan a fin de mes. Un total de 31.500 personas se benefician cada año del reparto de productos que realiza el Banco de Alimentos de Navarra, una ayuda más para capear la crisis. La canalizan las parroquias a través de Cáritas, entidades religiosas, colectivos que trabajan con presos, toxicómanos, inmigrantes y mujeres, y residencias hasta sumar más de 200 asociaciones navarras.

Reynaldo Jawin no parece que tenga 50 años hasta que conoces su trayectoria vital. Es lo que les pasa a muchos sudamericanos que enseñan un estilo más deportivo a mediana edad. Vino de Ecuador hace ocho años cuando todavía este país era uno de los principales exportadores de mano de obra a Navarra. No ha parado de trabajar hasta hace un año, cuando se quedó en el paro. Es el quinto mes que cobra los 420 euros del subsidio. Se ha dedicado al sector del transporte y a la construcción para enviar dinero a su esposa y a nada menos que cinco hijos que se quedaron en Ecuador. “Ahora les envío lo que me queda después de restar los 250 euros de renta de una habitación y otros gastos”, relata. En su piso viven ocho personas. De momento no piensa en marcharse, prefiere creer que las cosas van a mejorar y que irá tirando hacia adelante gracias a los “apoyos” que consigue. La parroquia de San Agustín es uno de esos salvavidas para momentos de crisis. Cada mes Reynakdi se lleva entre diez y quince kilos de productos básicos que descontar en la cesta de la compra. “No como de esto pero es un gasto importante que ahorro”, reconoce.

Miguel llegó a Navarra hace cuatro años procedente de Bolivia. Lejos quedan los días de “vinos y rosas” cuando había trabajo para todos y le llovían contratos en el sector de la construcción. Los 400 euros de subsidio no llegan “para casi nada”. “Llegas a fin de mes muy apretado y la ayuda de la parroquia es un arrimo importante”, reconoce. En el piso viven seis miembros de la misma familia. La madre, que trabaja en el sector doméstico, aporta el salario principal de la unidad familiar, pero el alquiler del piso donde viven en el Casco Viejo cuesta 700 euros y hay que pagar otros gastos. Aunque no le sale empleo Miguel confía en que la economía se arregle. “Nos hemos adaptado muy rápido a sus costumbres y Navarra es una comunidad donde se vive bien, es muy tranquila, y la sociedad es amable”, remarca. No se plantea regresar a su país, en todo caso caso “viajar para volver pero no para quedarnos a vivir allí”. Tiene 30 años y le gustaría formar aquí su familia.

Con 14 años de residencia, Abdlkar está más que arraigado en Navarra. Vino de Argelia, tiene 39 años y trajo a su mujer y uno de sus hijos de cinco meses. “El segundo lo cuidan mis hermanos en Francia”, señala. El niño ha llegado en plena recesión económica junto a un subsidio de 400 euros que cobra desde hace ocho meses. Ha trabajado de peón en muchas obras, y aunque cada mañana mira los anuncios del periódico y todas las ofertas que salen a través de diferentes entidades “no hay manera de encontrar nada”. “Yo creo que va a tardar mucho en recuperarse el mercado, en unos pocos meses ha pegado un cambio radical”, expone. Le gustaría que su hijo estudiase aquí, en la tierra donde ha nacido. “Nosotros también nos hemos acostumbrado a vivir aquí, tenemos nuestro entorno, nuestra habitación por la que pagamos 270 euros y, si podemos, aguantaremos la situación”, subraya. El lote de alimentos gratuito les permite vivir de manera más holgada.

parís 365 La demanda de alimentos está creciendo mucho, reconocen las entidades benéficas. Patxi Lasa, del comedor París 365, destaca que a través del Banco de Alimentos cubren el 40 – 50% de las necesidades que tiene el comedor donde se alimentan a diario más de 40 personas. El resto lo consigue a través de otros proveedores. “Estamos notando que el volumen de productos ha bajado un 25 – 30% por recortes de excedentes y porque las industrias ajustan mucho más sus excedentes. Se cuida mucho más el desecho, golpes de latas, etiquetados… para evitar que sobre”, reconoce. Las peticiones en cambio han aumentado más de un 35% este año. “Hay cien personas en lista de espera. Lo que ocurre es que hay gente que completa el turno de quince días y quiere repetir. Hay mucha gente que agota el paro y está recibiendo el subsidio o la renta básica por lo que sus ingresos bajan de 900 a 400 euros. Los efectos del desempleo se empiezan a ver ahora por la falta de ingresos, y creemos que lo peor está por venir”, admite Lasa.

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