Cáritas teme que caigan las ayudas oficiales para las familias pobres

La Verdad, ANTONIO PÉREZ, 01-05-2010

Un hombre dona unas monedas a una indigente en el centro de Murcia. :: GUILLERMO CARRIÓN /AGM

La memoria de actividades que presentó ayer Cáritas Diócesis de Cartagena ilustra un 2009 desolador. 95.048 murcianos necesitaron de su asistencia y el número de quienes fueron a pedir ayuda a las parroquias de Cáritas creció un 54% respecto a 2008. Datos que retratan una Región que ha alcanzado el 23% de paro y en la que, según la institución caritativa, «uno de cada cuatro niños vive por debajo del umbral de pobreza». Pero que también, y paradójicamente, son acordes con un incremento muy sustancial de las donaciones, que hicieron posible que los recurso económicos crecieran un 244%.

José Luis Leante y Antonio Sánchez, director y secretario general respectivamente de Cáritas en la Región, cifraron las actuaciones que sus 1.400 voluntarios y 131 trabajadores llevaron a cabo el año pasado. 48.884 personas fueron atendidas en las parroquias de base, 30.000 de ellas inmigrantes. A estos beneficiarios se destinó más de un millón de euros, frente a los 400.000 de 2008, para sufragar alimentos – 1.200 toneladas más los alimentos frescos de las cooperativas agrarias y 1.000 cuñas de queso regional – , gastos de vivienda, farmacia, ropa y transporte. Cáritas destacó ayer que más del doble de recursos fueron gestionados por los mismos colaboradores, por lo que aseguró necesitar «duplicar el número de voluntarios».

Entre los programas especiales de Cáritas, de los más socorridos fue el servicio de empleo. «La frase que más oímos es ‘de lo que sea’. Vienen buscando cualquier trabajo», destacó Sánchez. 2.830 personas, en su mayoría mujeres inmigrantes, «bolivianas las que más», se acercaron a los puntos de orientación laboral de las parroquias, donde se gestionan ofertas y demandas de limpiadoras y trabajadoras del hogar, fundamentalmente. Y 1.300 desempleados se formaron en los talleres becados por la Administración.

En el trabajo con los menores, las víctimas más inocentes de la crisis, porque «la exclusión social se hereda, es el primer regalo que da la sociedad»», en palabras de Sánchez, Cáritas mantuvo 1.200 plazas en escuelas infantiles y apoyó los estudios obligatorios de 1.360 menores, pues el fracaso escolar en los colectivos con los que trabajan «ronda el 90%». Familias, mujeres, drogodependientes, personas sin hogar y mayores, éstos cada vez menos «gracias a la Ley de la Dependencia», fueron otras de sus áreas de trabajo.

En el capítulo reivindicativo, Cáritas recordó a las administraciones que «no se pueden olvidar de los más desfavorecidos» y pronosticó un 2010 «a peor» por el aumento de la demanda y un posible recorte en las subvenciones que reciben. A largo plazo, alertaron de la extinción en 2013 de los fondos europeos que sufragan alimentos.

Perfil del nuevo pobre

Pese a que los inmigrantes son mayoría entre quienes reciben ayuda de Cáritas, al ser «los primeros en caer en la exclusión social, incluso los que estaban totalmente integrados», los dirigentes de la institución caritativa relataron que los nuevos demandantes son las familias españolas «con todos los miembros en paro, que cuando agotan las ayudas que les pueden dar sus familiares, acuden a nosotros».

Entre los nuevos demandantes de ayuda, Antonio Sánchez destaca la incidencia de las jóvenes parejas con escasa cualificación que «están volviendo a vivir con sus padres» tras haber perdido sus empleos precarios y son incapaces de afrontar los gastos de emancipación. Ello trunca muchas nuevas familias y conlleva «convivencias problemáticas» cuenta. Otro de los nuevos perfiles de pobreza es el de «las familias monoparentales regidas con mujeres» que vivían de trabajos en el hogar que ahora no encuentran. «Son situaciones que no hay por donde cogerlas», lamenta Sánchez.

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