El velo

La Verdad, HOJA DE CALENDARIO PEDRO VILLALAR, 23-04-2010

De nuevo, la cuestión del velo islámico, la ‘hiyab’ o la ‘burka’, regresa a la actualidad porque algunos colegios españoles están poniendo obstáculos a que sus alumnas se presenten de esta guisa en clase. La respuesta oficial es blanda: se esgrimen libertades civiles para evitar un pronunciamiento rotundo. Y sin embargo, la cuestión es diáfana. En pocas palabras, la prenda que oculta el cabello o la efigie de la mujer expresa su sumisión al hombre, y en concreto del esposo que la posee en exclusiva y no permite que sus atractivos estén a la vista de los demás. Por lo tanto, tiene un significado intolerable para cualquiera que considere que la mujer y el hombre son iguales no sólo en derechos y libertades sino también en relevancia social y en capacidad de desarrollar su libre albedrío en el seno de la pareja. Admitir el velo es, pues, tolerar un modelo de unión conyugal en que el varón domina y la mujer es sierva e instrumento para el gozo masculino (el femenino es desechable y de ahí la ablación de clítoris). No cabe tolerar esta regresión, que no es estética sino ética y que nos retrotrae a estadios selváticos de la civilización.

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